"Ojalá mi madre hubiera sentido lo que yo sentí con mi hijo": el consuelo inesperado tras una sesión de quimioterapia

En medio del escándalo por los retrasos en diagnósticos de cáncer de mama en Andalucía, La Ventana ha querido poner el foco en algo que, aunque intangible, resulta esencial: la empatía. Lo ha hecho a través de la voz del escritor Salva Gutiérrez Solís, que atraviesa un proceso de quimioterapia por un cáncer de colon diagnosticado en mayo del año pasado.

Su testimonio, compartido inicialmente en redes sociales, ha conmovido a miles. "Mi hijo me recogió ayer a la salida de la quimioterapia. Hablamos de sus clases, de comer en la universidad… Recordé cuando mi madre volvía de su quimio y me tumbaba a su lado en la cama. Ojalá sintiese el mismo calor y amor que yo sentí ayer", escribió en X.

Salva relató cómo esa escena cotidiana con su hijo le hizo revivir los años 80, cuando acompañaba a su madre tras sesiones de quimioterapia "devastadoras". "Ella llegaba completamente destrozada. Yo me sentaba a su lado. Y el otro día, con mi hijo, pensé: ojalá mi madre hubiera sentido lo que yo sentí".

Gutiérrez Solís recibe tratamiento cada 15 días, con sesiones de cuatro horas y un dispositivo implantado en la clavícula que prolonga la quimio otras 48 horas. Lleva ya 31 sesiones. Pero más allá de lo clínico, destaca el valor del acompañamiento emocional: "Para un enfermo de cáncer, encontrar personas que te transmitan cariño y calor es muy importante".

También habló del papel de las redes sociales en su proceso. "Consulté con una psicóloga de la Asociación Española contra el Cáncer si compartir mi experiencia era recomendable. Me dijo que sí, siempre que no lo convirtiera en un monotema. Y así lo hago: cada 15 días, durante la quimio, suelo publicar algo. Me entretiene y me siento acompañado".

La conversación con su hijo, que lo recogía por primera vez tras una sesión, fue especialmente significativa. "Fue una charla superficial, de rutina, justo lo que necesitaba. Porque si te preguntan cómo estás, vuelves a ver el cáncer. Y a veces hay que huir de él, no convertirlo en el centro de tu vida".

Salva también reivindicó la sinceridad con los hijos: "A mí me contaron otra historia sobre la enfermedad de mi madre. Nosotros, desde el primer momento, le dijimos a nuestro hijo: me han diagnosticado un cáncer, hay posibilidades, vamos a enfrentarlo".

Su testimonio, compartido en redes, pone palabras a una experiencia que viven miles de personas cada día en hospitales de toda España. En medio de tratamientos largos y duros, el acompañamiento emocional, ya sea en forma de una conversación trivial, una mano que espera fuera o un mensaje en redes, se convierte en un bálsamo.