Rehenes en el corazón
La brutalidad de su Gobierno no debe achicar nuestra memoria, ni hacerla selectiva, ni insensibilizarnos ante la crueldad

Madrid
Estaban en una fiesta juvenil, bailonga, en el desierto. Y de repente llegó el fuego, la muerte, la persecución, el apresamiento. Hoy hace exactamente dos años. De aquellos mil y pico asesinados, disparados, abusados, encadenados, o al fin liberados, quedan todavía unos veinte vivos en las cárceles secretas de Hamás. Son los rehenes judíos del terrorismo rival. El material humano para usar como motivo, coartada o escudo de casi todas las causas.
Hoy es un día especial, especialmente adecuado para decir en voz alta que somos muchos los que los llevamos en el corazón, a ellos y a sus parejas, familiares, compañeros, amigos. La brutalidad de su Gobierno, que asesina muchas veces cada día, por decenas o centenares -y todos los días lo denunciamos-, no debe achicar nuestra memoria, ni hacerla selectiva, ni insensibilizarnos ante la crueldad.
Se trata de una tortura múltiple para ellas y ellos. Y para sus próximos: palpan la ausencia todos los días, todos los minutos. Sufren en la incertidumbre por su estado físico y moral. Les angustia el interrogante de si siguen con vida o ya se la arrebataron.
Claro que la respuesta a esta barbaridad está siendo desorbitada, desproporcionada, injustificada. Pero también deberíamos preguntarnos cómo sería hoy el paisaje de la franja sin que hubiese sucedido. Y si tanta gente comulgaría, como comulga, con la atrocidad vengativa de sus gobernantes.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




