Esperanzadora juventud marroquí

Madrid

Que no quieren supercopas ni mundiales, sino hospitales donde no mueran parturientas y quieren educación y trabajo y futuro. La juventud marroquí se ha movilizado contra ese régimen que parece eterno, dándonos a todos una lección de valentía. Ojalá también esas generaciones que en España envidian a los viejos por cobrar pensiones, digan basta y salgan a gritar en contra de destinar esas ingentes cantidades de dinero al fútbol, mientras que una vivienda digna está cada vez al alcance de menos personas.

El tópico sobre Marruecos dibuja una ciudadanía (súbditos, los llaman) sumisa y conforme con la dominación del Majzen, el rey y las élites extractivas. A menudo se confunde al pueblo con su verdugo y ya con ese relato de que ellos están bien así nos conformamos. Un recorrido por la historia del país demuestra que las revueltas y movilizaciones sociales son la norma y no la excepción.

Otra cosa distinta es que la represión ha sido tan brutal que ha borrado incluso la memoria de esas sublevaciones. Hay que recordar que si la dictadura de Mohamed VI se mantiene no es solo por mérito propio, sino que la apuntalan no pocas potencias occidentales que dicen valorar la estabilidad de la región.

A lo cual también contribuyen las empresas que explotan a los marroquíes aprovechando que tienen menos derechos laborales que los europeos. El problema es que esa suculenta estabilidad es a costa de una juventud que merece otra salida que no sea emigrar.