"¡Tengo que ir a trabajar, soy una rata!": la insólita detención de un actor durante el rodaje de 'La princesa prometida'

Madrid

La princesa prometida es una película del director Rob Reiner, que fue estrenada en 1987 y que se convirtió en una de las películas más idolatradas de la década. El largometraje es un cuento de hadas que combina la aventura tradicional del cine de capa y espada con la fantasía y el relato romántico, en el que también está presente el humor, tanto delante como detrás de las cámaras, ya que uno de los actores vivió una anécdota única y curiosa relacionada con la policía y con su personaje.

En este episodio de Sucedió una noche, comentan cómo la película satiriza el género e, incluso, se burla de él, pero sin llegar a ridiculizarlo. Las localizaciones que aparecen también son diversas, desde castillos y paisajes ingleses, hasta lugares de pura fantasía, como "los acantilados de la locura" y "el pantano de fuego", entre otros.

Ese punto caricaturesco y de ensoñación de la película contrarresta la inocencia analógica de los efectos especiales, que estaban formados por decorados de cartón piedra, seres fantásticos de goma o personajes que se notaba que eran actores dentro de disfraces.

Resultó que uno de estos actores que hacían de animales fantásticos fue detenido y encarcelado, y mientras, su mayor preocupación era que tenía que ir a rodar el día siguiente. "No lo entendéis, tengo que ir a trabajar mañana. Soy actor y estoy rodando una película", le decía el actor a los agentes. Estos le preguntaron por el nombre del largometraje y por su personaje, a lo que respondió "La princesa prometida. Hago de rata".

"Tú mataste a mi padre, prepárate para morir"

Como toda película de aventuras, incluyendo esta, no podían faltar los duelos de espadas. Cary Elwes y Mandy Patinkin eran los actores que debían enfrentarse. Ninguno de ellos había empuñado nunca una espada, por lo que estuvieron meses entrenando para ser ellos mismos los que rodaran esas escenas.

Por otro lado, la película está llena de momentos, personajes y frases inolvidables, como el famoso "como desees" o esa palabra que repite constantemente Wallace Shawn: "Inconcebible". Pero la más famosa y una de las más célebres de la historia del cine, sin duda, es "Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir".

Esta frase, que repite una y otra vez el personaje de Mandy Patinkin, tenía un significado más allá del guion para el actor. "Perdí a mi padre en 1972. Recuerdo que antes de rodar la escena de mi venganza me di un paseo y no paraba de hablar con mi padre diciéndole que iba a corregir aquella injusticia de su muerte temprana y, a mi modo de ver, cuando mato al hombre de los seis dedos, estoy matando al cáncer que había matado a mi padre", admitía Patinkin.