Haaland llega a los 50 goles internacionales en menos tiempo que Cristiano Ronaldo y Messi

Hay futbolistas que viven del gol, y otros que necesitan el gol como el comer. Erling Haaland pertenece a esa segunda categoría. El noruego es un depredador del gol, siempre va a buscar un resquicio donde meter la cabeza o soltar un zapatazo. Si tú fueras defensa, temblarías solo con ver su rostro sonriente. Lo suyo no es una racha, es una forma de existir. El delantero noruego ha vuelto a alcanzar ese estado de gracia que lo convierte, sin discusión, en el depredador más temido del fútbol mundial.

Su última exhibición llegó ante Israel. Falló un penalti, sí, pero se recompuso con la naturalidad de quien está acostumbrado a batir récords: firmó un hat-trick y alcanzó su décimo partido consecutivo viendo portería —la mejor marca de su carrera—. Desde aquel 25 de mayo, Haaland ha marcado en 17 de sus últimos 19 encuentros oficiales. Una cifra que parece sacada de un videojuego más que de un registro humano.

Los tres goles del sábado tuvieron un valor añadido: rompieron la barrera de las 50 dianas con Noruega. Ya suma 51 goles en solo 46 partidos internacionales. Y ahí empieza la verdadera dimensión de su gesta.

Haaland supera también a Mbappé y Lewandowski

Cuando se comparan los números de Haaland con los de los grandes goleadores del siglo, las distancias son abismales. Kylian Mbappé, su rival generacional, necesitó 90 partidos con Francia para alcanzar los 50 tantos. David Villa, máximo goleador histórico de España, tardó 80. Robert Lewandowski, símbolo eterno de Polonia, llegó a esa cifra en 91.

El contraste se agranda al mirar hacia los gigantes de siempre. Leo Messi marcó su 50º gol con Argentina en su partido número 107. Cristiano Ronaldo, el máximo anotador de la historia en selecciones, lo hizo en el 114. Haaland, con apenas 25 años, les ha adelantado por 61 y 68 partidos, respectivamente.

La comparación no busca desacreditar, sino dimensionar. Lo que el noruego está logrando no tiene antecedentes. Solo Neymar (74 partidos) y Harry Kane (71) se aproximan a su ritmo. Pero ni siquiera ellos, leyendas en activo, pueden igualar la velocidad con la que el ariete del Manchester City destroza registros.

Haaland convierte cada encuentro en una amenaza para las estadísticas. No celebra el gol, lo ejecuta; no busca el récord, lo provoca. Y aunque su aspecto robótico le haya valido el apodo de Cíborg, sus logros tienen un punto de humanidad irresistible: la constancia, la ambición, la obsesión por mejorar. Decían que los récords estaban para romperse. Haaland, en cambio, parece empeñado en reescribirlos todos antes de cumplir los 30.