Julia Roberts: "Cuando cumples años, además de envejecer, puedes interpretar papeles más complejos"

Venecia

A Julia Roberts no le hace ninguna gracia hablar de los Oscar. “Estamos en agosto, por dios, ¿de verdad habláis de Oscar ahora?”, nos dejaba claro al inicio de una entrevista en el Festival de Venecia. Lo cierto es que la actriz tiene muchas posibilidades de estar nominada de nuevo por su papel en Caza de brujas, un thriller post me too que dirige Luca Guadagnino y que le ha dado uno de esos papeles por el que matan las actrices y que la aleja de esa época inicial en su carrera donde la comedia romántica era el género en el que la solíamos ver. Ganadora de un Oscar por Erin Brokovich, que dice guardar en una estantería. “Cuando haces una película quieres que tu arte sea reconocido, que inspire a la gente, pero eso no puede convertirse en el punto de partida de un proceso de creación”, viene a echarle una mano el director italiano, que escolta a la actriz.

A los 57 le ha llegado a la actriz un papel complejo, lleno de matices, y que sostiene toda la película. No es facial que se tipo de papeles en el cine y menos para mujeres que van cumpliendo años. “Cuando pasan los años, además de envejecer, puedes interpretar papeles más complejos, has vivido más cosas y eso te da los recursos, como actriz, para excavar en ello y preparar tales más complejos”, dice la actriz, que evita hacer juicios sobre la industria, si ha cambiado o si sigue mantiene algunos tics machistas. “No sé cómo medir eso desde mi posición”, insiste. Lo cierto es que nunca le han faltado personajes interesantes. El informe película, que le dio la oportunidad de salirse de la comedia. Gaslit, donde vimos el machismo en el Caso Watergate, Money Monster, a las órdenes de Jodie Foster. “Julia ha interpretado a personajes hermosos y complejos a lo largo de su magnífica e inmensa carrera. Como en Closer”, apunta el director de Yo soy el amor.

Lo que está claro es que Caza de brujas no podría haberse hecho antes del movimiento Me Too, un movimiento de mujeres del cine que denunció el abuso, la violencia y la discriminación que sufrían de forma estructural en el industria del cine y en otros ámbitos de la sociedad. Eso introdujo algunos cambios. También abrió debates, como el del consentimiento, que el filme abre en canal. “Hay viejos argumentos que se reavivan en esta película y provocan discusiones”, nos dice la actriz. Para ella, como para el director, lo más importante es que la gente salga del cine y discuta sobre la película. “Para mí, eso es lo más emocionante, porque ahora estamos perdiendo el arte de la conversación en la humanidad. Y si hacer esta película logra algo, creo que lo más emocionante que podríamos lograr es que todos hablen entre sí”.

Guadagnino adapta un guion de la actriz Nora Garret y hace suya una historia que, a priori, puede parecer ambigua moralmente, pero que es toda una lección de cómo las personas van posicionándose ante distintas disyuntivas éticas según su interés, también en un tema tan sensible como la violencia contra las mujeres. El personaje de Julia Roberts se encuentra en esa encrucijada, personal y profesionalmente hablando, pues debe tomar partido cuando su mejor alumna le confiesa que otro profesor del departamento, íntimo de Roberts, ha abusado sexualmente de ella. “Me interesaba la idea de que alguien tan inteligente y tan capaz como el personaje de Alma, tomara la decisión de quedarse atrapada, como vemos en la película”.

Con una espectacular banda sonora compuesta por Atticus Ross y Trent Reznor, con un cuidado detalle de la puesta en escena que encuadra a cada personaje definiendo en cada plano sus personalidades, sus miedos, inseguridades y fortalezas, Guadagnino consigue que vivamos una especie de tío vivo de emociones, que pasan entre creer a la víctima o no creerla, o creerla a medias. Es el camino que parece vivir el personaje de Julia Roberts: “Lo importante del trabajo ha sido desmenuzar, literalmente, ese tipo de mampostería de la que se ha recubierto ella misma, también la ambición, que no solo tiene ella, sino que aparece en todos los personajes de la película, cada uno con sus motivaciones y deseos. No es algo que me resulte cómodo, por eso ha sido interesante trabajarlo”.

El resto de personajes son el de Andrew Garfield un hombre moderno, simpático y majo, al que nadie juzgaría capaz de hacer una cosa así y que ve cómo su carrera se viene abajo ante una acusación que niega tajantemente. El de Ayo Ederbiri, una alumna aventajada que empieza a rivalizar con la profesora. “Es muy astuto cómo están escritos estos personajes, cómo se describe su mundo y los diálogos que pronuncian. Me gusta mucho la forma en que se expresan y cómo dicen cosas escondiendo lo que quieren decir o lo que no quieren decir”. Y es que, Caza de brujas funciona como un panóptico, donde los espectadores observan los comportamientos de los personajes, y se ven reflejados en ellos. ¿Qué harías tú en una situación parecida? Pregunta el filme.

La actriz evita entrar en cualquier comentario sobre el feminismo, pero tiene claras algunas cosas. Nos dice que le preocupa la educación de sus hijos. “Como cualquier persona que considere ciertos valores sagrados, todo lo que he construido en mi vida he intentado que tenga una brújula moral muy profunda y específica. Y creo que no solo con mi hija, sino también con mis hijos. Mi marido y yo tratamos de reflejar nuestros valores en todo lo que hacemos y en el trabajo que hacemos y en la forma en que nos movemos por el mundo”. También recuerda a su madre, como la mujer de la que aprendió todo. “Mi madre siempre me pareció muy misteriosa para mí y hubo un momento de mi vida en el que recuerdo que le pregunté, ¿cómo lo has hecho? Ella dejó todo, me hizo sentarme a su lado, y con un tono dulce y cariñoso me dio mucho consuelo al contarme todo. Estoy muy agradecida de haber tenido esas conversaciones con ella porque hubo un tiempo en que parecía que era una superheroína, y descubrí que era una mujer muy ocupada criando a sus hijos sola y trabajando a tiempo completo”.

¿Es Julia Roberts una especie de superheroína? “No. Para nada. Pero sí es cierto que hay días que pienso que lo he hecho muy bien”