Los 150 presos palestinos liberados por Israel y que serán deportados de Palestina

Madrid

Entre las escenas de alegría por la liberación de los presos palestinos, también hubo momentos de profunda tristeza. Varias familias, a quienes los servicios de seguridad israelíes habían informado que sus seres queridos regresarían a casa, se sorprendieron al ver que no estaban en los autobuses que hoy mismo los trasladaban a sus lugares de origen.

Los presos contaron a sus familias que, la noche anterior, más de una docena de prisioneros fueron separados del grupo principal para ser deportados a Gaza, lo que tomó por sorpresa a sus allegados. Esta deportación implica que será prácticamente imposible para sus familias volver a verlos. Salir de Gaza es una misión casi imposible para miles de personas, especialmente ahora, tras dos años de guerra que han dejado a la población sin recursos, sin medios de vida y sin vivienda.

De los 150 deportados, la mayoría fueron condenados por delitos de sangre, es decir, por asesinatos o por haber participado en atentados con resultado de muerte. La mayoría de los presos liberados son gazatíes, y allí han sido enviados. Han llegado a un enclave devastado, sin luz ni agua corriente, sin viviendas, sin carreteras, sin hospitales ni servicios básicos que hagan la vida más llevadera.

Pero incluso en medio de la desesperación, surge la esperanza. Egipto ya ha enviado centenares de camiones con ayuda humanitaria, y ha comenzado a organizar la limpieza de los barrios con la colaboración de los propios gazatíes, especialmente en la capital. En breve, una empresa qatarí se encargará de recuperar la conducción del suministro de agua potable.

Hace unas horas, dos autobuses llenos de detenidos palestinos fueron trasladados desde cárceles israelíes a Ramallah, en la Cisjordania ocupada, donde los esperaba una multitud jubilosa. En total, 88 de los casi 2.000 prisioneros fueron enviados a Cisjordania, y el resto deportados a Gaza, según la Comisión de Prisioneros Palestinos. Los prisioneros, demacrados y envueltos en la keffiyeh palestina, hacían señales de paz desde el autobús mientras la multitud los vitoreaba y gritaba sus nombres.

Una vez abierta la puerta del autobús, la policía no pudo contener a la multitud. Los familiares se abalanzaron sobre sus seres queridos, los abrazaron y los llevaron en hombros hacia los parientes que los esperaban. Un preso se subió a los hombros de su amigo, con los dedos extendidos en forma de V de victoria, antes de desplomarse a los pies de su madre, según relata la agencia de noticias Reuters.

"Lleva 24 años encarcelado", dijo un familiar de Saber Masalma, miembro de Fatah, la principal facción del Movimiento de Liberación de Palestina, conocido como la OLP, quien fue arrestado en 2002 y condenado a cadena perpetua por conspiración para causar la muerte y colocar cargas explosivas. A Masalma le pusieron un teléfono frente al rostro para que pudiera ver por videollamada a sus sobrinos y sobrinas por primera vez. Un familiar comentó que su estado se había deteriorado drásticamente en los últimos dos años y que apenas reconocía a su hermano debido a la drástica pérdida de peso. "Parece un cadáver. Pero lo resucitaremos", dijo riendo. Se dirigían a un restaurante, donde tendrían que tener cuidado de que Saber no comiera demasiado, ya que su estómago no está acostumbrado a ingerir grandes cantidades de comida tras años de mala alimentación en prisión.

Según datos de la Agencia de Coordinación de Prisioneros Palestinos, más de 150 prisioneros liberados serán deportados a otros países. Sin embargo, ni siquiera en el apartado de deportados se incluyó a siete personas de alto perfil que Hamás había exigido como parte del intercambio, entre ellos Marwan Barghouti y Ahmad Saadat, a pesar de las negociaciones de última hora antes de hacer efectiva la liberación.