Supremme de Luxe: “A veces las decisiones del jurado en Drag Race cuestan mucho más de lo que parece”
Escucha el Episodio 96 de Lo Normal Podcast con Antonio Nuño y Nerea Pérez de las Heras

Madrid
Cada semana se mete en nuestras casas para poner orden, o desorden, según convenga, en esa locura colectiva que es Drag Race España. En esta quinta edición le siguen acompañando, como desde el principio, los Javis y la diseñadora Ana Locking. Enfrente, doce superestrellas que están dispuestas a darlo todo por conseguir el cetro, la corona, un año de productos de belleza, y no nos engañemos, los cincuenta mil lereles que se llevará la ganadora.
Mientras, de miércoles a domingo, en el Teatro Maravillas de Madrid, abre las puertas del “Cabaret de los hombres perdidos”, aunque realmente deberíamos decir que las cierra, ya que lo primero que hace cuando sale al escenario es pedirnos que nos marchemos porque el local está a punto de cerrar. Pero un joven que está siendo perseguido por un grupo de acosadores va a cambiarlo todo.
Estrany riu
En una escena de “Estrany riu” hay una conversación entre un padre y un hijo. Hablan sobre los escarceos amorosos del chaval en una verbena. El padre quiere saber si hay algo más que el beso y el baile que él pudo observar aquella noche. El hijo niega que hubiera algo más. Solo le dio un beso a su amigo Gerard. Bueno, o algo más que amigo, eso queda por ver. Es un conversación completamente sosegada: no hay traumas, ni escándalos, ni recriminaciones.
Ese hijo es Didac, el protagonista de “Estrany riu”. Una escena parecida se reproduce poco después con la madre. Tampoco hay aspavientos. Qué distintas estas escenas a las que estamos acostumbrados a ver en el cine español, y en el cine en general, cuando se reproduce una situación en la que un adolescente, o una adolescente, le cuenta a su padre, o a su madre, que le gusta alguien de su mismo sexo. Hablamos con el director de “Estrany riu”, Jaume Claret Muxart.




