La Ventana
Sociedad

"El Congreso se ha convertido en un plató de televisión": Ana Rivero, la taquígrafa que transcribió medio siglo de historia

Ha transcrito con precisión los discursos, las broncas y los silencios que han marcado la vida política española

Ana Rivero, taquígrafa del Congreso durante 50 años: "Se ha convertido en un plató de televisión"

Durante cinco décadas, Ana Rivero ha sido testigo privilegiado de la historia política de España desde una posición tan discreta como esencial: la taquigrafía parlamentaria. Desde los procuradores del tardofranquismo hasta los debates más recientes sobre vivienda o sanidad, Rivero ha transcrito con precisión los discursos, las broncas y los silencios del hemiciclo. Ahora, tras jubilarse, lo cuenta en el libro Luz y taquígrafa. 50 años transcribiendo la historia de España, editado por Plaza y Janés.

"El Congreso se ha convertido en un plató de televisión": dice Ana Rivero, la taquígrafa que ha transcrito medio siglo de historia parlamentaria, que compartió su testimonio en La Ventana de la Cadena SER. "Yo soy una revolucionaria", afirma con humor. Su carrera comenzó por casualidad, tras suspender taquigrafía y recibir un método intensivo de su padre, también taquígrafo. En 1973 fue reconocida como la taquígrafa más veloz de España. Desde entonces, ha vivido desde dentro la transición, la aprobación de la Constitución, la jura de dos reyes, siete presidentes del Gobierno y momentos tan duros como el 11-M.

Pero si algo destaca en su relato es la transformación del Congreso en las últimas décadas. "Desde la presidencia de Pachi López para acá, esto es un sin sentido. Es un plató de televisión en el que cada uno intenta sacar su titular, su frase, y ya está", afirma. Para Rivero, la desconexión con los problemas reales de la ciudadanía es cada vez más evidente. "¿Tan difícil es llegar a pactos puntuales en vivienda, educación o sanidad?", se pregunta.

A pesar de todo, Rivero guarda recuerdos entrañables: el día que Pérez Barba dijo “el señor ministro no le funciona el aparato” y todo el Congreso estalló en carcajadas, o la intervención de Labordeta con su célebre “¡váyanse a la mierda!”. También momentos dolorosos, como la comparecencia de Pilar Manjón tras el 11-M, que la hizo llorar mientras transcribía.

Hoy, jubilada pero aún atenta a la actualidad parlamentaria, Rivero defiende la vigencia de su oficio frente a la inteligencia artificial. "La presencia de un taquígrafo siempre será necesaria para captar el ambiente de la cámara", asegura. Y celebra que por fin se reconozca públicamente el trabajo de quienes, como ella, han escrito la historia desde las sombras.