Las claves del desencuentro entre la RAE de Muñoz Machado y el Cervantes de García Montero

Madrid

El Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), celebrado en Arequipa, Perú, la ciudad natal del Nobel y académico Mario Vargas Llosa, ha evidenciado la tensión entre el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y el de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado. Había una polémica que venía arrastrando y a la que no dejan de sumarse otras voces que contribuyen a hacerla cada vez más agria en estos días. García Montero cree que el director de la RAE tiene una visión demasiado mercantilista, por el medio se metió primero Álvaro Pombo incluso con descalificaciones personales y, ayer, el último en sumarse ha sido Arturo Pérez-Reverte.

En realidad, siempre ha habido discrepancias entre ambas instituciones que se encargan de cosas similares, aunque con las competencias bien repartidas, y donde a veces los criterios no coinciden, como ha ocurrido en esta ocasión. Por poner un poco de contexto, el Instituto Cervantes se creó en 1991, como habían hecho otros países, para promover la enseñanza del español y difundir la cultura española en el exterior. También lo hace con las lenguas cooficiales en los territorios donde convive con el español: catalán, gallego, euskera. De hecho, depende del ministerio de Asuntos Exteriores y de su presupuesto, no de Cultura. También lo hace con las lenguas cooficiales en los territorios donde convive con el español: catalán, gallego, euskera. La RAE, por su parte, es una institución más antigua, fundada en 1713, en el auge de las grandes academias, y se ocupa del buen uso de la lengua española y para que mantenga la unidad dentro de su diversidad.

El origen de todo

Santiago Muñoz Machado llegó a la RAE el mismo año que lo hizo Luis García Montero al Instituto Cervantes. En 2018. El primero fue elegido por el pleno de la Academia y reelegido en 2022. En su primera elección, sus rivales más votados fueron el periodista Juan Luis Cebrián, fundador y exdirector del periódico El País, y el filólogo y catedrático de Lengua española José Antonio Pascual. Su llegada venía a buscar un perfil más técnico para sanear las cuentas de una institución, que recibe ayuda estatal pero no depende del gobierno y cuyos ingresos cada vez son menores, porque el diccionario que editan ya tiene versión digital y se vende menos. En el caso de García Montero, como sus predecesores, fue nombrado por el gobierno, en ese momento el de Pedro Sánchez, y ratificado en consejo de ministros. Dos personalidades que provienen de ámbitos diferentes, que no es la primera vez que muestran su falta de acuerdo o de sintonía. Por ejemplo, ya lo hicieron en 2023 en el Congreso de la Lengua de Cádiz, aunque todo fue más liviano que en esta ocasión. Entre los puntos de fricción, temas como el lenguaje inclusivo, donde el Cervantes es más abierto que la RAE, cómo posicionarse en torno a las lenguas del estado, y, lo que se ha destapado en esta ocasión, cómo obtener el dinero para financiar este tipo de eventos.

Las declaraciones de García Montero

El jueves pasado, días antes del inicio del Congreso de Arequipa, que coordinan ambas instituciones, Luis García Montero participó en un desayuno informativo del Foro de la Nueva Comunicación. En las preguntas de los periodistas, respondía de una forma muy directa y abrupta a cómo era su relación con el director de la RAE. Explicaba que tenía mejor sintonía con los filólogos, como él, que han estado al frente de la institución, como Lázaro Carreter o Víctor García de la Concha y ahora no tanto, debido a que la RAE está en manos de un catedrático en Derecho Administrativo, Santiago Muñoz Machado. "Experto en llevar negocios desde su despacho para empresas multimillonarias. Eso personalmente crea distancia", terminaba esa intervención. También aludió a las diferencias de criterio entre ambos: “Nosotros, por la definición del instituto, nos sentimos vinculados con la diversidad de las lenguas del Estado, y no comprendemos la cerrazón de lo que es reconocer una riqueza”.

La respuesta de la RAE

Las palabras sentaron muy mal en la RAE que. además, cada jueves por la tarde celebra un pleno. Al término del mismo, mandaron un comunicado a la prensa mostrando su "absoluta repulsa" por tales "incomprensibles manifestaciones". El texto agregaba: “Ofende a la RAE y a la Asociación de Academias de la Lengua la agresión a su director y presidente”. "El director de la Real Academia Española ha sido elegido democráticamente en dos ocasiones por el pleno de la institución, y no solo es un experto jurista, sino uno de los ensayistas e historiadores más reconocidos de nuestro país, con premios como el nacional de ensayo y el nacional de historia, además de incontables galardones de academias y universidades españolas y extranjeras".

Esto hizo que este inicio de semana, todos estuviéramos pendientes de las esa inauguración del Congreso de la Lengua y no por los temas a tratar, el mestizaje y la interculturalidad, el lenguaje claro y accesible o la inteligencia artificial y lengua española. A su llegada, Muñoz Machado decía o que venía a Arequipa “a celebrar” y que la polémica surgida eran “accidentes periféricos”. Mientras que García Montero aseguraba: “Estamos comprometidos con que el congreso salga bien”. Sin embargo, en la rueda de prensa del pasado martes 14, donde estaban las autoridades de Perú y de la ciudad de Arequipa, volvió a pasar algo. “Las diferencias que haya las podremos conversar una vez acabado el congreso, en España, incluida la preparación de la sucesión del director de la RAE”, apuntaba García Montero dando un nuevo giro a la polémica y introduciendo otro elemento, la sucesión del director de la RAE. Las elecciones son en diciembre y, por estatutos, él podría presentarse de nuevo. Sin embargo, hay voces que apuntan a que podría estar pactando la búsqueda de un sucesor. En esa misma rueda de prensa, el propio Muñoz Mañado respondía: “Ni idea”.

En otra respuesta, a una pregunta sobre IA y lenguaje, Muñoz Machado recomendó una sesión del congreso del día siguiente “donde se va a hablar de esto con más autoridad de lo que podemos nosotros, que no somos especialistas”. García Montero añadió: “me atrevo a aclarar que yo soy especialista porque yo soy filólogo y estudio estos temas”, tras lo cual recomendó a los libros La sociedad de la desconfianza y Ética o ideología: Inteligencia Artificial.

Las reacciones

Este miércoles los reyes acudían a Arequipa para asistir al homenaje a Varas Llosa. Como es habitual, Felipe VI pronuncia el discurso inaugural en cada cita. Con ambos presentes, no hubo ninguna nueva tensión pero ya todo está marcado por este incidente. Sí lo ha habido en Madrid, dos escritores y académicos han entrado en la polémico. Primero Álvaro Pombo, último premio Cervantes, que escribió un artículo en Abc contra Luis García Montero: “Tiene vocación de burócrata, como la mayor parte de comunistas que yo conozco”. Y añadía: “Es un poeta menor, agradablemente menor, pero faltón; chiquito, pero faltón”. Además de llamarle subvencionado. "¿No ha sido subvencionado nunca Luis García Montero? Ya me extraña".

Después, irrumpió Arturo Pérez Reverte en su cuenta de Twitter, que llamaba mediocre y paniaguado a García Montero. Y aprovechara para destacar, según él, la la incompetencia de los sucesivos ministros de Exteriores, en especial del último". Asegura que desde el Gobierno pretenden poner la RAE "a su servicio y contaminarla como han hecho con todas las instituciones españolas”.

El Cervantes se creó en 1991, como habían hecho otros países, para promover la enseñanza del español y difundir la cultura española en el exterior. También lo hace con las lenguas cooficiales en los territorios donde convive con el español: catalán, gallego, euskera. La RAE es una institución tricentenaria, fundada en 1713, y se ocupa del buen uso de la lengua española y para que mantenga la unidad dentro de su diversidad.