Sí, 'Ciudadano Kane' es una obra maestra, pero hundió a Orson Welles de una manera de la que nunca se recuperó

Madrid

Ciudadano Kane es considerada por muchos como una de las mejores películas de todos los tiempos. Desde su estreno en 1941, la cinta dirigida por Orson Welles ha sido aclamada tanto por la crítica especializada de aquella época como por todos los cineastas que vendrían después. Desde Martin Scorsese o Steven Spielberg hasta David Fincher o Wes Anderson, quienes han llegado a reconocer que esta película transformó incluso su propia compresión del cine. Todo ello gracias, entre otras cosas, a esa estructura narrativa fragmentada que recuerda a la de un rompecabezas. A pesar de que a día de hoy ya es mucho más habitual ver este tipo de estructuras, por aquel entonces supuso una auténtica revolución.

A sus 25 años, Orson Welles contó una historia de lo más singular a través de múltiples perspectivas y flashbacks que nos ayudaron a reconstruir la vida de Kane. Pero no solo eso. La película también supuso una auténtica revolución en el plano técnico porque supuesto la llegada al cine de la profundidad de campo y de nuevos ángulos de cámara de lo más innovadores que le permitieron contar la historia desde perspectivas nunca antes vistas. Y si a esto le sumamos la banda sonora, que contribuía directamente al desarrollo de la historia, nos encontramos con una cinta revolucionaria que cambió para siempre la forma de hacer cine a nivel internacional.

Una película revolucionaria

Una película sobre la que hemos hablado en el último programa de Sucedió una noche, en la que te hemos contado como esta película también acabó hundiendo a Orson Welles de una manera de la que nunca terminó de recuperarse: "Su luna de miel con Hollywood, si alguna vez la hubo, duró muy poco. Ciudadano Kane fue muy apreciada por la crítica, pero no fue un éxito de público. Rápidamente, el director comenzó el rodaje de su segundo film, El cuarto mandamiento. Pero esta vez, las condiciones no fueron las mismas".

Orson Welles, ‘Master and commander’, emperador Cómodo

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Principalmente porque el estudio decidió rematar la película sin contar con la aprobación del director, que por aquel entonces estaba trabajando en Sudamérica. Incluso se añadió un final distinto al previsto, lo que provocó el enfado de Orson Welles: "Me prometieron que cuando volviera de Sudamérica me iban a dar una moviola y un montador para que terminara de editar la película, pero nunca cumplieron su palabra. Lo hicieron ellos, así que destrozaron El cuarto mandamiento y yo no conseguí trabajo como director durante muchos años".

La caída de Orson Welles

A partir de entonces, la carrera de Orson Welles comenzó a estancarse: "El director de cine ya no volvió a controlar completamente ninguna otra película más en su carrera y tuvo muchos problemas a la hora de encontrar productores que financiaran sus proyectos". Principalmente porque quería controlarlo todo: "Él era un artista. Actuaba, dirigía, y no solo eso, sino que también escribía sus propios guiones, diseñaba sus propios decorados, producía... era un autor en el más completo sentido de la palabra".

Una virtud que, sin embargo, no era bien vista por la academia: "Hoy en día todas las estrellas dirigen sus propias películas. Es normal que un actor lo haga, pero entonces no era así. No había sucedido desde la época de Erich von Stroheim, era algo inaudito. Los productores me odiaban porque si yo podía hacer todo esto, para qué había que contratar a un productor". De ahí que no contara con las oportunidades que tenía el resto. Y aun así pudo sacar adelante otras grandes películas como Sed de mal o La dama de Shanghái, entre otras.