"Trabajo siete horas, pero cotizo por cuatro": la trampa laboral que nadie controla
Miles de empleados en España trabajan más horas de las que figuran en sus contratos, sin cobrar ni cotizar por ese tiempo extra

¿El fin de las horas extras sin pagar?
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Cada semana, en España se realizan cerca de tres millones de horas extra no pagadas. Son horas que los trabajadores regalan a las empresas, muchas veces por miedo, presión social o simple resignación. El resultado: más de 3.250 millones de euros que se pierden cada año entre salarios no abonados, impuestos no recaudados y cotizaciones no declaradas. Una trampa laboral que, como denuncian en el podcast Código de Barras de la SER, nadie controla.
La frase: "Trabajo siete horas, pero cotizo por cuatro", resume una práctica habitual en sectores como la hostelería, la educación o el transporte. Contratos a tiempo parcial que encubren jornadas completas, horas extra que no se registran, y una cultura laboral que penaliza al que se marcha "a su hora".
Según la Encuesta de Población Activa, cuatro de cada diez trabajadores que hacen horas extra no reciben ni un euro por ellas. El coste medio semanal para cada uno de ellos ronda los 140 euros. Y aunque desde 2019 existe la obligación de registrar la jornada laboral, el sistema actual, basado en papel y bolígrafo en muchos casos, no garantiza ni transparencia ni control efectivo.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quiere cambiar eso. Su propuesta: un registro horario digital, objetivo y accesible, donde sea el trabajador quien marque cada entrada, salida e interrupción de la jornada. El sistema distinguirá entre tiempo efectivo, disponibilidad y horas extraordinarias, y permitirá a la Inspección de Trabajo acceder en remoto a los datos.
Pero como advierte Mari Luz Vega, experta en derecho laboral y exfuncionaria de la OIT, "quien hizo la ley, hizo la trampa". Vega recuerda que muchas empresas siguen exigiendo trabajo gratuito, sin siquiera considerarlo como hora extra. "Es una especie de obligación encubierta", denuncia. Y aunque el nuevo registro puede facilitar la labor inspectora, la falta de personal y la cultura del presentismo siguen siendo obstáculos estructurales.
La presión social también juega su papel. "Si me voy a mi hora, pensarán que soy un vago", confiesan muchos empleados. Otros temen perder oportunidades de promoción. Vega lo llama "culpabilidad laboral" y apunta que el cambio debe ser también cultural y sociológico, con sindicatos y empresas implicadas en la transformación.
En 2024, la Inspección de Trabajo impuso sanciones por valor de 17 millones de euros relacionadas con horas extra no declaradas. Pero la cifra se queda corta frente al volumen real del fraude. Y mientras tanto, miles de trabajadores siguen atrapados en contratos que no reflejan su jornada real, cotizando por menos de lo que trabajan, y perdiendo derechos que les corresponderían por ley.
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
T6 | E06 Horas extras impagadas, pesca ilegal del calamar y robos en envíos




