Acoso escolar, suicidio juvenil
No es cuestión de pasarse la pelota unos a otros, sino de colaborar todos juntos en serio

Acoso escolar, suicidio juvenil
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Madrid
El drama afloró hace unos veinte años. Pero va camino de convertirse en plaga. El acoso escolar que desemboca en suicidio de chavales y adolescentes aumenta peligrosamente. Y esta sociedad no sabe cómo ponerle coto. En febrero fue un niña de Tenerife. Esta semana, una adolescente de Sevilla.
Como frecuentemente sucede con las actitudes sociales ante las violaciones, muchos tienden a culpabilizar a la víctima del acoso, que casi siempre empieza por una burla menor, o con una inocentada. Y con ello aumentan la frustración del perjudicado. Le causan más daño. En ocasiones, cuando no se le ocurre o no se le ofrece algo mejor, se ve empujado, por exclusión, al suicidio. Y eso es evitable.
Es evitable si las familias se lo toman en serio, y lo detectan a tiempo. Si los profes intensifican su vigilancia y cortan los conatos. Y si las administraciones educativas supervisan con tino. No es cuestión de pasarse la pelota unos a otros. Sino de colaborar en serio. Todos. Eficazmente.
Porque la primera causa del suicidio entre los chavales es precisamente el acoso escolar. ¿Sabemos lanzar satélites al espacio, también los españoles, y no podemos sajar de cuajo este problema? Como con las enfermedades infecciosas, hay que llegar puntualmente. Porque si no, se agravan y se expanden. Y después solo queda el reproche y el dolor.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




