Novak Djokovic, sobre su infancia: "Éramos el hazmerreír a nivel mundial"

El jueves 17 de octubre, Novak Djokovic volvió a dejar claro que su energía y ambición no conocen límites, incluso a los 38 años. En el marco del Joy Forum, el campeón de 24 Grand Slams participó en la ponencia Narrativa GOAT: de leyendas a legados, junto a figuras como Dana White, CEO de la UFC, y Shaquille O’Neal, exestrella de la NBA, y ofreció una visión sincera sobre el presente y el futuro del tenis.

El serbio no dio tregua a los rumores sobre su retirada. "No va a suceder. Lo siento. Lamento decepcionarlos. Simplemente, no está pasando", afirmó con determinación cuando le preguntaron si los jóvenes iban a jubilarle pronto. Djokovic dejó claro que su objetivo sigue siendo formar parte del cambio que, según él, transformará su deporte: “Siento que el tenis puede evolucionar enormemente, y quiero jugar mientras lo hacemos, estableciendo una nueva plataforma que perdurará durante décadas”.

"El 99,9% de la gente se reía de mi padre y de mí"

Inspirado por atletas que desafían la edad, como LeBron James, Cristiano Ronaldo o Tom Brady, Novak confesó que su motivación sigue intacta: "Me inspiran a mí también. Quiero seguir jugando profesionalmente para ser testigo del cambio que se avecina. Estoy superemocionado por ello".

Pero más allá de su brillantez en la pista, Djokovic compartió recuerdos de una infancia marcada por la dificultad y la disciplina. Criado en Serbia, un país pequeño y devastado por la guerra, Novak creció en un entorno donde los recursos eran escasos. Su padre, esquiador profesional, gestionaba un pequeño restaurante familiar. Entre montañas y sacrificios, Djokovic encontró inspiración en tres ídolos: Alberto Tomba, Pete Sampras y Michael Jordan. "El 99,9% de la gente se reía de mi padre y de mí. Él creía más en mí de lo que yo mismo creía en aquel momento", recordó.

"Siempre me mantuve fiel a mi sueño"

El camino hacia la élite tampoco fue fácil. Serbia no era un país con tradición tenística, y la idea de convertirse en número uno del mundo parecía absurda para muchos. "Éramos el hazmerreír a nivel mundial, pero esto me enseñó que todo es posible", afirmó, recordando cómo la madurez temprana moldeó su carácter. A los 12 años asumió responsabilidades que iban más allá de su edad, cuidando de sus hermanos menores y aprendiendo la disciplina necesaria para alcanzar sus sueños.

Djokovic reconoció también los obstáculos económicos que enfrentó durante sus primeros viajes en el circuito, pero aseguró que la claridad de su misión lo mantuvo firme: "Siempre me mantuve fiel a mi sueño. Fui muy afortunado, pero también muy consciente de lo que quería ser". Con un gesto entre nostalgia y melancolía, Novak dejó claro que su historia es más que un récord de títulos: es un testimonio de resiliencia, esfuerzo y pasión por el deporte que ha redefinido durante más de dos décadas.