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Sociedad

Aznar, en el documental 'La última llamada', sobre la guerra de Irak: "No me equivoqué"

Los expresidentes de España, junto a sus asesores de gobierno, repasan su experiencia en el cargo

Aznar, en el documental 'La última llamada': "No me equivoqué" en la guerra de Irak

Madrid

Juntos, pero no revueltos. Los cuatro expresidentes del gobierno español –González, Aznar, Zapatero y Rajoy– son los protagonistas de una nueva serie documental de cuatro capítulos. Eso sí, cada uno tiene el suyo propio. Álvaro de Cózar es el creador de La última llamada –estrenada este jueves en Movistar+–y nos ha acompañado en A vivir junto a Abelardo Bethencourt, que fue jefe de gabinete del Director de Gabinete de Mariano Rajoy (Jorge Moragas). Cózar asegura que los cuatro respondieron "más o menos rápido que sí" y, "a partir de ahí, las cosas fueron muy bien".

En estas cuatro entregas cada expresidente y sus asesores hacen un repaso a su propio mandato y todas las decisiones que tomaron, ya sean más o menos acertadas. Álvaro de Cózar asegura que la intención del documental era "que explicaran las razones por las que hicieron determinadas cosas". Para grabar sus historias era necesario crear un ambiente cómodo, pero que diese pie a "entrar en sitios en los que nunca han entrado". Sin embargo, la autocrítica brilla por su ausencia. Más bien repasan su pasado "justificando muchas de las cosas".

Si hay un evento histórico que destaque durante la presidencia de José María Aznar es, sin lugar a dudas, la guerra de Irak. A pesar de que el país salió en masa a protestar por la decisión de acompañar a los estadounidenses, en el documental el expresidente defiende su decisión de intervenir. "No me equivoqué", afirma.

Tampoco admite en ningún momento que desde el gobierno se compartiese información falsa después del atentado de Atocha en los últimos meses de su mandato: "Lo que quiero decir con mayor énfasis es que el gobierno dijo la verdad en todo momento".

En el documental, no todos comparten la falta de autocrítica de Aznar. Las últimas horas de la presidencia de Mariano Rajoy las pasamos preguntándonos dónde estaba. Mientras se debatía en el Congreso de los Diputados la moción de censura que presentaba Pedro Sánchez, en el asiento del todavía presidente solo se encontraba el bolso de su mano derecha, Soraya Sáenz de Santamaría. Tampoco estuvo en la presentada por Pablo Iglesias. Ahora admite que "a lo mejor tenía que haber estado las dos veces" porque "hay un tema institucional".

Además de la corrupción y de la gestión del proceso independentista catalán, Rajoy también quedará en el imaginario colectivo como un presidente gracioso, o al menos natural. De sus otros compañeros de cargo, al gallego le distingue lo poco que le preocupaba trascender: "Le da bastante igual lo que se diga de él en general", asegura Abelardo Bethencourt. Su entrada en La Moncloa coincidió con una renovación de la oposición. "Envejeció en un año, veinte años" y, frente la decisión más obvia, que era modernizarle, su equipo decidió que debían dejar que fuese Rajoy. El asesor lo resume la estrategia como "Yo soy el mayor y, por lo tanto, ustedes son unos niños".

Observar las distintas presidencias desde esta nueva perspectiva es, cuanto menos, curioso. Y, aunque todas están marcadas por sus particulares desgracias, también están llenas de anécdotas divertidas. Como un asesor de José Luis Zapatero que, al dejar este el cargo y ser sustituido por Mariano Rajoy, nunca fue cesado. El equipo del nuevo presidente se encontró un día con el asesor, que había estado yendo a trabajar reglamentariamente. Ese día fue despedido oficialmente, meses después que el resto de sus compañeros.

Laura Olano

Empecé en la radio de mi comarca cuando era pequeña....