'Good Boy', el fenómeno de terror viral desde la mirada de un perro

Madrid

Han sido muchos los perros que han interpretado algunos de los personajes caninos más entrañables de la historia del cine. Una larga lista en la que ya han dejado huella Toto, de El Mago de Oz, Hachiko, Lassie, o el fenómeno familiar de los noventa Beethoven y a la que ahora se suma Indy, un retriever de Nueva Escocia que protagoniza Good Boy, el nuevo título de terror que llega a Filmin. La película es el debut en el largometraje del director Ben Leonberg, quien se presenta a la industria con un inquietante relato que, desde el lanzamiento de su tráiler, se ha convertido en un fenómeno viral en Estados Unidos, acumulando millones de visualizaciones y generando una empatía con el can que se ha traducido en una oleada de comentarios que piden su nominación a los Premios Oscar.

La película gira alrededor de la historia de Indy y su dueño Todd, que se mudan, creen los pueblerinos, a una casa embrujada. Allí, la mascota comienza a tener visiones paranormales y los tradicionales gritos del género se convierten en ladridos con los que el can pretende salvar a su compañero. Leonberg confiesa que la idea de la película surgió de sus propias reflexiones sobre la relación entre personas y mascotas. "Quería centrarme en preguntas que creo que se han hecho, alguna vez, toda la gente que tiene perros como, por ejemplo, por qué empiezan a ladrar en mitad de la noche o por qué miran fijamente a un rincón vacío. Todo esto lo hemos combinado con un tópico, existente en el género de terror, en el que el perro tiene más información y se da cuenta de algo que los personajes humanos no pueden percibir", narra el estadounidense.

Leonberg comenta que hacer una película con un perro "es un desafío" y más aún, en una película donde el can no sale de escena y es, él mismo, quien narra la historia. "Queríamos que lo que se viese en pantalla fuera natural y genuino. Encontramos la manera de hacer una película por y para Indy, en lugar de entrenarlo para que solo saliese en la película. Nos mudamos a la casa en la que se desarrolla la trama y fue nuestro hogar durante tres años, en los que estuvimos Indy, mi esposa y yo en un set continuo", detalla el director, que no duda en resaltar las escenas de amor y afecto entre Indy y Todd, que son reales porque, en ocasiones, Leonberg sustituía al protagonista humano, que aparecía en escena en plano fragmentado.

En cuanto al éxito que ha cosechado en Estados Unidos, Leonberg cree, firmemente, en la capacidad de empatía de los animales en el cine. "Creo que la gente se identifica más con los animales que con los humanos. Son, quizás, los personajes perfectos. Puros, inocentes y buenos. Por supuesto, con ellos no puedes contar una historia muy complicada, pero sí trasladar la sencillez y la naturaleza de nuestra relación y nuestro amor por los perros", puntualiza.

En cuanto a la campaña de redes para que Indy gane algún que otro premio, Leonberg no duda en estirar la broma. "Uno de los comentarios que siempre leo es que le den un Oscar a ese chico. Y es mi propio perro y lo quiero mucho, así que me encantaría que ganara algún galardón, pero no hay categorías caninas, todavía", dice entre risas.

Aunque Indy no sabe que está en una película, ya se ha convertido en un inquietante narrador que protagoniza un interesante ejercicio cinematográfico, sin intención de revolucionar el género, puntualiza Leonberg, que le ha permitido escribir una carta de amor a los perros. "Siempre decimos que es una película de terror, pero es una historia de amor. Desde que empieza la película, hay una cosa muy clara: este perro ama a este tío, y este tío ama a su perro, y considero que el afecto y la lealtad son un buen escudo frente a una fuerza sobrenatural, invisible y necrótica", concluye.