De la Mona Lisa a un hacha de batalla: todas las veces que el Louvre se ha enfrentado a robos de arte
El Museo ha sufrido varios robos desde su inauguración en 1793

Paris (France), 19/10/2025.- The facade of the Louvre Museum is seen after a robbery this morning in Paris, France, 19 October 2025. The Louvre Museum was targeted in a robbery by several criminals who smashed windows to steal jewelry. The museum was later closed. French Culture Minister Rachida Dati called it 'an attack on Frances cultural heritage.' (Francia) EFE/EPA/Mohammed Badra / Mohammed Badra (EFE)

Madrid
El Museo del Louvre, el más visitado del mundo y símbolo del arte universal, ha sido escenario de varios robos a lo largo de su historia. El más reciente, este mismo domingo, ha vuelto a poner en evidencia las vulnerabilidades de una institución que, pese a sus sistemas de seguridad, sigue siendo blanco de ataques milimétricamente planificados por atracadores profesionales.
El robo de la Mona Lisa
El robo más famoso de la historia del museo tuvo lugar en 1911, cuando Vincenzo Peruggia, extrabajador del Louvre, se escondió en el edificio y robó la Mona Lisa, saliendo con ella bajo una bata blanca. Su intención era devolver la obra a Italia, y fue recuperada dos años después en Florencia. Este robo convirtió a La Gioconda en la pintura más famosa del mundo.

Imagen policial de Vincenzo Peruggia / Roger Viollet

Imagen policial de Vincenzo Peruggia / Roger Viollet
Décadas más tarde, en 1983, una coraza y un casco tipo borgoñota del siglo XVI fueron sustraídos del museo. Estas piezas, donadas originalmente por la baronesa Salomon Rothschild en 1922 y fabricadas en la región de Milán en la segunda mitad del siglo XVI, no reaparecieron hasta casi cuarenta años después, cuando fueron localizadas en una colección privada en Burdeos.
El 1 de mayo de 1983, la vitrina en la que ambas obras eran expuestas apareció destrozada, y las circunstancias de la desaparición del conjunto militar han permanecido como una incógnita. “La desaparición de los objetos inquietó profundamente al conjunto del personal de la época”, aseguraba el museo en un comunicado emitido tras la recuperación de estas piezas.
La recuperación fue iniciada por un experto en antigüedades militares, quien alertó a la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales francesa por las sospechas que le provocaba una exposición en Burdeos (suroeste), para la que le habían pedido un informe. Tras verificar las piezas en el archivo de la policía francesa conocido como Treima, que agrupa 100.000 obras de arte robadas, se confirmó que las dos piezas eran las que habían sido sustraídas. La investigación que estaba llevando a cabo la fiscalía de Burdeos por detención de objeto robado intentará dilucidar cómo estas dos obras, con incrustaciones de oro y plata realizadas mediante la técnica del damasquinado y elaboradas probablemente en un taller de Milán entre 1560 y 1580, acabaron en manos de una familia de Burdeos.
El robo de un hacha de batalla
En 1995, en menos de siete meses, el Louvre sufrió tres robos. El 18 de enero de ese mismo año, un hacha de 17 kilos fue sustraída del monumento esculpido por el escultor francés Martin Desjardins, expuesto en la Cour Puget. Una semana antes, un visitante había cortado con un cúter un cuadro de Lancelot Théodore Turpin de Crissé (1782-1859), Ciervo en un paisaje, que colgaba en los salones Napoleón III del ala Richelieu. Y el 10 de julio desapareció un pastel de Robert de Nanteuil (1623-1678), según informó el diario francés Le Figaro.
El último golpe, este domingo, ocurrió entre las 9:30 y las 9:40 de la mañana, justo al abrir el museo. Un grupo de cuatro ladrones encapuchados accedió por una zona en obras junto al río Sena, utilizando un montacargas para llegar a la Galería de Apolo. Equipados con motosierras y cortadoras de disco, rompieron vitrinas blindadas y sustrajeron nueve joyas imperiales de valor incalculable. Entre ellas se encuentran la corona de la emperatriz Eugenia —hallada rota cerca del museo tras la huida—, un collar, una tiara, pendientes y broches pertenecientes a Napoleón III y su esposa, además de piezas de la colección de la corona francesa, como las de Luis XIV. Los ladrones huyeron en scooters Yamaha TMax, sin dejar heridos ni activar las alarmas.
Medidas de seguridad que no han funcionado
Tras el robo de la Mona Lisa en 1911, el Louvre comenzó a implementar medidas de seguridad más estrictas. Hoy, obras como La Gioconda están protegidas por láminas de policarbonato de alta resistencia y sistemas de aislamiento térmico. Sin embargo, el robo de 2025 ha revelado grietas estructurales. El ministro del Interior, Laurent Nuñez, reconoció la “fragilidad” de la seguridad en los museos franceses. En enero, el gobierno lanzó un plan de inversión de cientos de millones de euros para renovar equipos técnicos, climatización y vigilancia. La presidenta del Louvre, Laurence des Cars, había alertado sobre espacios deteriorados y equipos obsoletos que ponían en riesgo el patrimonio.




