'El Monstruo de Florencia', un sólido y respetuoso true crime que nos acerca el caso Alcàsser italiano
La miniserie de cuatro episodios llega a Netflix tras su paso por el Festival de Venecia y cuenta, desde una perspectiva de género, el caso de un asesino en serie de Italia

Fotograma de 'El Monstruo de Florencia' en Netflix

Venecia
La sociedad italiana sigue conmocionada con un caso que ahora se ha convertido en serie de televisión. Es El Monstruo de Florencia y cuenta el primer asesino en serie de la historia de Italia. Es un caso similar a lo que en España vivimos con el Caso Alcàsser, el asesinato, secuestro y torturas de tres niñas en València en los noventa, pero mucho más sostenido en el tiempo, entre 1968 hasta 1985. En ese tiempo cometió ocho asesinatos dobles en la provincia de Florencia. Eran parejas de jóvenes. A ellos les disparaba a sangre fría y los mataba. Con ellas se ensañaba.
Hubo muchos sospechosos, muchos monstruos, pero nunca estuvo claro quién fue el asesino. El miedo continua hasta nuestros días, de hecho, en 2014, hubo un crimen con muchas similitudes y saltaron todas las alarmas. Ahora una serie de televisión que llega a Netflix cuenta el proceso judicial y contextualiza el caso. “Digamos que se trataba de una historia muy compleja y delicada, que seguía muy presente en el imaginario colectivo italiano y, por lo tanto, era fundamental contarla”, nos dice uno de sus directores, Stefano Sollima quien junto a Leonardo Fasoli ha creado esta miniserie de cuatro episodios. Ellos son los responsables de ficciones sobre la mafia como ZeroZeroZero y la serie sobre Gomorra, basada en la novela de Roberto Saviano.
"Una de las primeras cosas que decidimos fue usar nombres reales, para contar no una historia inspiradora sino la historia del monstruo de Florencia”, añade el director. Lo que hacen es contar los asesinatos, peor sobre todo la investigación, los fallos, la falta de personal, los intereses creados. “Nos hemos basado principalmente en documentos judiciales y había mucho material para explorarlo. Nos abrieron las puertas a todo este material enorme, porque es una investigación que ha durado veinte años, y había interrogatorios, análisis psicológicos, fotografías de crímenes, en resumen, un material inmenso”. Con todo eso, los directores han evitado inventar o elucubrar nuevas teorías. “Decidimos contarlo buscando todo dentro del material real existente, evitando inventar cosas y manteniendo las conexiones reales y la reinterpretación de los hechos que se han dado de verdad”.
A pesar de seguir varias líneas de investigación fue la llamada ‘pista sarda’, que consideraba que todos los crímenes se habían cometido con una misma pistola, una Beretta, la que centró los esfuerzos policiales y la que incluso llevó a varias detenciones, aunque nunca se supo con seguridad quiénes los habían cometido. Todo eso se cuenta con tensión, mucho más cerca del thriller americano de autor, como el Zodiac de David Fincher, que del true crime que prolifera ahora por las plataformas. Para alejarse de los tópicos en los que caen este tipo de series, los directores lo tenían claro.” Respetando la realidad, que es quizás la forma más elevada de respeto, es decir, no añadir nada, no pretender dar respuestas sino simplemente tratar de organizar los hechos, lo que realmente ocurrió, y esa era la única manera de rendir un homenaje respetuoso a todas las víctimas del monstruo”.
La serie funciona a la perfección y tiene la capacidad de mostrar visualmente la atmósfera malsana de una época y de un lugar, esa Italia de los años 70 que era el caldo de cultivo perfecto para el machismo y la violencia hacia las mujeres, algo que conecta con el momento actual. “Al investigar, vimos que había conexión con lo que ocurre todos los días, ya que esta historia, en última instancia, habla de un monstruo o monstruos que se han enfurecido, especialmente con las mujeres. Aunque este fuera el caso más gigantesco y terrible que ha ocurrido en Italia, hay algo que continúa, porque todos los días en los periódicos italianos hay una mujer a la que un hombre mata por motivos relacionados con el patriarcado, con la posesión, los celos, la locura”, explica Fasoli.
El espectador queda con más preguntas que respuestas , como ocurre en la realidad, pero también con una mirada feminista de un suceso que sigue abierto. “Había un odio particular hacia las mujeres, había una cultura básica que era muy opresiva desde el punto de vista sexual. Había una cultura familiar rural muy antigua, pero siempre muy esclavizada por figuras femeninas, es decir, es como si tuvieras todas tus cartas por delante y cada uno te diera respuestas por su cuenta sobre por qué pudo haber ocurrido ese fenómeno”, inciden los directores.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




