'La virgen y el gitano', una poderosa alegoría de la naturaleza

David Herbert Lawrence nació en Eastwood, Nottinghamshire, en 1885 y murió en la localidad provenzal de Vence en 1930. Es el autor de 'El arco iris', 'Hijos y amantes', 'Mujeres enamoradas' o 'El amante de Lady Chatterley'.

D. H. Lawrence escribió 'La virgen y el gitano' en enero de 1926, durante su estancia en una villa en Spotorno, cerca de Florencia, con la intención de publicarla junto a otras dos de sus novelas cortas, pero se publicaría póstumamente en noviembre de 1930. Fue inmediatamente reconocida como una obra maestra. Es una novela en cierto modo oculta, maldita, muy en la línea de las obras más escandalosas de Lawrence, y poseedora de toda su fuerza transgresora.

Como señala Guillermo Castro, Lawrence tenía un amplio conocimiento sobre las justificaciones y urgencias de los libertinos, así como de los complejos de culpa de los puritanos. 'La virgen y el gitano' relata de manera brillante el choque entre estas dos patologías, cuyas posturas extremas dan por resultado la confrontación de ideas que terminaría por empujar una nueva revolución de los valores. Pero deja de lado la sensualidad explícita de otras ocasiones para sustituirla por una poderosa alegoría de la naturaleza con un estilo literario simple y directo. La gran virtud de esta novela es la capacidad para precisar las motivaciones psicológicas de los personajes.

Como señala Marta Sanz, el gitano es un personaje magnético, electrizante, un nómada que atesora en su biografía algún acto heroico, un hombre que, contraviniendo las normas sociales y viviendo según las leyes de su etnia, es al fin y al cabo un patriota. El gitano —como el guardabosques, como los obreros que trabajan al sol mientras una dama los contempla chupándose el dedo índice— es el otro, lo masculino, y para subrayar la trasgresión de las chatterleys y de las yvettes del mundo, pertenece a una clase y a una etnia consideradas socialmente inferiores. En la vulneración de los límites que separan a los amantes surgen el morbo y la trascendencia política de la pasión en la literatura.

Dice Marta Sanz que cuando se habla de Lawrence siempre se saca a colación su forma de acercarse al sexo, al escándalo, a la diferencia de clase y de género. Pero, como vemos en 'La virgen y el gitano', la modernidad de Lawrence reside tanto en la no pasividad de la virgen, como en no confundir el sexo con el enamoramiento: el sexo es una corriente que vincula al ser humano con su propia naturaleza y le hace freudianamente libre. Nos habla sobre la resistencia frente a la sociedad hipócrita y conservadora que pretende domesticar al ser humano. Lawrence además de ser un aguerrido escritor contracultural, fue precursor de ideas de avanzada que medio siglo después se afianzarán en las sociedades occidentales.