Marina Marroquí: "La pornografía necesita generar hombres violentos y mujeres rotas"

Madrid

Uno de cada cuatro jóvenes presenta signos de adicción al porno violento, ha advertido la educadora social Marina Marroquí en La Ventana. Contenidos violentos o sádicos, decía la experta, en los que "en la mayoría de ocasiones, la chica no sobrevive al vídeo".

La educadora social y especialista en violencia de género, Marina Marroquí, ha advertido del impacto devastador que el consumo de pornografía está teniendo en la infancia y la adolescencia. La industria del porno, decía, "necesita captar nuevos clientes y lo más fácil es llegar a los menores, los más vulnerables".

La especialista ha explicado que cada vez más niños, a partir de los ocho años, acceden a contenido pornográfico en línea o lo reciben de manera "casual", sin haberlo buscado. "El porno llega a ellos de primera mano a través de la Play o de la videoconsola", ha afirmado.

Marroquí ha descrito cómo este tipo de contenidos provoca secuelas emocionales graves y una normalización de la violencia sexual. "Los chicos me preguntan: '¿Cómo sé que estoy violando?'", ha contado. Para ella, ese tipo de preguntas son una señal inequívoca de que hay que replantearse la educación afectivo-sexual.

Esta situación forma parte del contexto de la nueva campaña del Ministerio de Igualdad, titulada "Porno, por no hablar", que pretende abrir un debate social y educativo sobre el consumo de pornografía en la adolescencia y fomentar una educación sexual positiva.

El aumento de los abusos sexuales

Además, la especialista ha subrayado que la exposición constante al porno también repercute en la transmisión de infecciones de transmisión sexual y en el aumento de abusos sexuales entre menores. "Si los niños entre 8 y 12 años aprenden convirtiendo en un juego lo que ven, ¿cuánto pueden tardar en replicar esos vídeos con su hermana, su amiga o su prima?", se ha preguntado.

Marroquí ha advertido también del poder de las grandes plataformas: "Pornhub es la empresa más importante del mundo tras Google y Meta. Invierten en desarrollo informático para llegar a los niños desde cualquier lugar. Lo que se está normalizando es la deshumanización de la mujer, percibida como un objeto de consumo sexual".

"La pornografía necesita generar hombres violentos y mujeres rotas", ha concluido Marroquí, subrayando que los efectos psicológicos de esta exposición se asemejan a los de una agresión sexual real. Los estudios revelan que cada vez más jóvenes creen que las chicas al principio se niegan, pero que pueden ser convencidas.

Imágenes manipuladas con inteligencia artificial: el nuevo rostro de la violencia sexual digital

La ginecóloga y divulgadora Miriam Al Adib Mendiri, especialista en educación sexual, ha abordado también en La Ventana otro fenómeno creciente: el uso de inteligencia artificial para crear imágenes pornográficas falsas de menores.

Recientemente, una adolescente en Estados Unidos ha demandado a los creadores de una aplicación que la "desnudó" digitalmente sin su consentimiento. Casos similares han ocurrido en España: el Juzgado de Menores de Badajoz ha impuesto libertad vigilada durante un año a 15 adolescentes por manipular imágenes de al menos 20 niñas de Almendralejo (Badajoz)y distribuirlas desnudas.

Para la experta, el porno ha construido un modelo sexual basado en la dominación y la agresividad, que afecta a ambos géneros:"Los chicos sienten que deben cumplir ese rol, aunque no lo vivan como propio, y eso les genera angustia y desconexión de su propio deseo. Las chicas, en cambio, lo viven como dominación".

"Estamos banalizando la sexualidad, y la que siempre aparece como objeto es la mujer", ha advertido.

Al Adib Mendiri ha contado además su experiencia personal: hace unos años descubrió que su hija de 14 años había sido víctima de una aplicación que creaba falsas imágenes desnudas a partir de fotos de redes sociales. "Denuncié y menos mal que lo hice, mi hija tuvo apoyo social y superó la situación, pero muchas chicas sienten vergüenza y miedo a contarlo".

Su denuncia ha ayudado a conseguir la primera sentencia en España que tipificó estos hechos como pornografía infantil, y ha servido para visibilizar la violencia sexual digital. "Ponerle nombre al delito dignifica a las familias", aseguró.

Mendiri ha subrayado la importancia de educar desde edades tempranas en el apego y el vínculo emocional: "Hay que hablar de sexualidad desde que son casi bebés, porque la educación afectiva es la base de la prevención".

La especialista ha alertado también sobre los casos de sexbullying en institutos y la presión sexual que sufren muchas adolescentes. "Las niñas prefieren aguantar el dolor antes que dejar al niño sin correrse. Al final, las secuelas psicológicas y el trauma son los mismos que en una violación", afirmó.

"Cuando denuncias un robo, nadie te cuestiona, pero cuando denuncias violencia sexual se nos cuestiona todo", ha lamentado Mendiri, quien pidió a las familias y a las instituciones no mirar hacia otro lado.

Para ambas expertas, el reto es urgente: poner límites a la cultura pornográfica y digital que alimenta la violencia y el sufrimiento de los jóvenes.