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La vacuna de ARNm de la COVID mejora la supervivencia de pacientes con cáncer

'Nature' publica los resultados del análisis de más de 1.000 registros de pacientes de los centros oncológicos MD Anderson: los que recibieron la vacuna vivieron casi el doble que los que no se vacunaron

Gobierno de Asturias

Madrid

Si los científicos fueron capaces de desarrollar una vacuna efectiva y segura contra la COVID en tiempo récord -salvando a millones de personas- fue, en parte, porque llevaban años probando el ARN mensajero con otro objetivo también ambicioso: desarrollar una vacuna contra el cáncer.

Ahora, investigadores de la Universidad de Florida y del Centro Oncológico MD Anderson han comprobado que los pacientes de cáncer avanzando de pulmón o de piel tratados con inmunoterapia y que en su día recibieron la vacuna contra la COVID han vivido el doble de tiempo que los que no se vacunaron. No ha hecho falta una vacuna específica contra su tipo de tumor, la de COVID parece haber funcionado como una vacuna 'universal' que ha potenciado su respuesta inmune frente al cáncer.

"Un hito en la investigación del ARNm contra el cáncer": casi el doble de supervivencia media tras la vacuna

Tras comprobar que la combinación de inmunoterapia con una vacuna de ARN mensajero inespecífica (no dirigida a la proteína específica de un tumor) conseguía una respuesta antitumoral fuerte en ratones de laboratorio, los investigadores de la Universidad de Florida y de MD Anderson se dieron cuenta de que quizás la vacuna de la COVID había tenido un efecto similar en pacientes con cáncer. Ese fue el punto de partida para este artículo que ahora publica Nature y que para los expertos marca "un hito" en décadas de investigación.

Lo que han hecho estos científicos es analizar más de mil registros de pacientes tratados en MD Anderson entre 2019 y 2023 con dos tipos de cáncer. Para el cáncer de pulmón, estudiaron a 180 pacientes con tumores avanzados que recibieron la vacuna contra la COVID en los 100 días anteriores o posteriores a iniciar su inmunoterapia y compararon su evolución con la de 704 pacientes que tomaron los mismos fármacos pero no se vacunaron. El pinchazo de ARN mensajero se asoció con una supervivencia media de 37,3 meses frente a 20,6 meses en los casos de personas no vacunadas. En cuanto a los registros de pacientes con melanoma metastásico, con la vacuna inoculada en los 100 días posteriores a iniciar la inmunoterapia, la supervivencia aumentó de 26,7 meses a un rango de entre 30 y 40.

"La mayor sorpresa ha sido el alcance del efecto", explica a la SER Elias Sayour, de la Universidad de Florida. "Éramos conscientes de que podría funcionar, por supuesto. Pero la magnitud del efecto de una vacuna que fue diseñada para un propósito realmente diferente fue sorprendente". Coincide con él uno de sus colegas de MD Anderson, Steven Lin. "El grado de beneficio es bastante sorprendente, vemos un beneficio relativo de casi el 50% para muchos de los tumores que evaluamos", cuenta Lin a la Cadena SER, que destaca, también, la naturaleza universal de su hallazgo, "que una vacuna de ARNm no específica para el cáncer es capaz de activar la respuesta inmune innata".

"Es urgente un trabajo de confirmación": ¿más cerca de una vacuna contra el cáncer?

Estamos ante resultados todavía preliminares porque parten de un estudio retrospectivo, como reconocen los propios autores, que ya están diseñando un ensayo clínico aleatorio en fase III para confirmar sus conclusiones. "Lo más importante ahora es realizar un trabajo prospectivo, un ensayo de fase III para responder definitivamente a la pregunta de si la vacuna de ARNm de la COVID realmente mejora la eficacia de la inmunoterapia", insiste el Dr. Elias Sayour, para el que "la vacuna de la COVID puede terminar siendo la vacuna universal contra el cáncer".

"Creemos que estas observaciones deben validarse, porque este es el primer paso para desarrollar potencialmente en el futuro una vacuna universal que pueda mejorar la eficacia de las inmunoterapias", añade Steven Lin, autor del artículo que publica Nature.

¿Cómo funcionan las vacunas de ARN mensajero?

De forma muy resumida, el ARN mensajero es una molécula que se encarga de llevar las instrucciones para la producción de proteínas desde el ADN, donde está contenida toda la información genética, hasta las estructuras que se encargan de esa producción, los ribosomas. Las vacunas que utilizan esta tecnología lo que hacen es introducir en el organismo ARN mensajero diseñado en laboratorio para favorecer la producción de una determinada proteína, de un antígeno que, a su vez, desencadena una respuesta inmunitaria. En el caso de la vacuna del COVID, el ARNm está diseñado para inducir la producción de una proteína similar a la que tiene el virus en su superficie. De esa manera, el sistema inmunitario la identifica y se moviliza para producir anticuerpos y combatir el virus, de tal forma que el cuerpo se prepara para responder en caso de una infección.

Diseñar una vacuna de este tipo que active el propio sistema inmunitario contra un tumor hasta el punto de poder eliminarlo es el objetivo en el que trabajan desde hace una década científicos especializados en cáncer, una enfermedad para la que, de momento, la quimioterapia sigue siendo el tratamiento más extendido, pero que lleva toxicidades importantes asociadas.

 

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