El staff del Atleti ya tiene detectado el problema tras el 4-0 contra el Arsenal: "Pasó lo mismo contra el Liverpool"

El Atlético de Madrid atraviesa un arranque de temporada marcado por la irregularidad, un contraste doloroso para un club que invirtió más de 175 millones de euros en verano con el fin de reforzar su plantilla. Las llegadas de Hancko, Thiago Almada y Álex Baena, entre otros, despertaron una ilusión que parecía anunciar un año de ambición y revancha. Sin embargo, con el paso de las jornadas, ese entusiasmo inicial se ha ido desvaneciendo, dejando paso a la preocupación.

Los números no mienten: tres derrotas que pesan más de lo esperado. Una en LaLiga, ante el Espanyol, y dos en la Champions League, frente a gigantes como el Liverpool y el Arsenal. Contra los ingleses de Anfield, el conjunto del Cholo Simeone dio señales de orgullo. Logró empatar tras ir por detrás, pero en el minuto 92 un cabezazo de Van Dijk rompió el sueño rojiblanco. Días después, el Arsenal de Arteta convirtió el tropiezo en pesadilla: un Atlético sin maldad, atascado en ataque y desbordado en defensa, terminó sucumbiendo por 4-0 con goles de Gabriel, Martinelli y un doblete de Gyökeres.

"Los errores reiterados provocan que pierdan"

Tras el varapalo europeo, el club colchonero ha activado todos los resortes para evitar que la historia se repita. En El Larguero, con Manu Carreño, Pedro Fullana desveló el sentir del cuerpo técnico. "Ha sido una vuelta larga", confesó. "Cuando compite, este Atleti puede ganar a cualquiera, pero si comete errores, puede perder de cualquier manera". Fullana describió con crudeza lo que el propio vestuario reconocía: lapsos de desconexión que se pagan carísimos. "Ante el Arsenal fueron 14 minutos de errores que costaron cuatro goles. No es la primera vez que sucede. Contra el Liverpool pasó igual: 10 o 15 minutos sin concentración y encajas dos tantos. Cuando el equipo se centra, compite de verdad, pero estos despistes reiterados están minando su fiabilidad".

El diagnóstico está claro. El Atlético de Simeone sigue teniendo alma, talento y competitividad, pero también una fragilidad que amenaza con echar por tierra lo construido. En el Metropolitano saben que no basta con invertir; hay que volver a creer, y sobre todo, volver a concentrarse.