La montaña del destino para los nazis: "O subís o no volvéis"

Durante el régimen nazi, el alpinismo dejó de ser una mera actividad deportiva o espiritual para convertirse en una herramienta de propaganda. El caso más extremo fue el del Nanga Parbat, un ochomil del Himalaya que Adolf Hitler convirtió en símbolo de la supremacía aria. La orden era clara: "O subís o no volvéis". El resultado fue trágico: 26 alpinistas alemanes murieron en el intento.

Lo cuenta Pablo Batalla Cueto, autor de La bandera en la cumbre (Capitán Swing), en el programa SER Aventureros. Su libro recorre la historia política del montañismo, desvelando cómo todas las ideologías modernas han utilizado las cumbres como escenario de reivindicación, propaganda o incluso guerra.

"El Nanga Parbat se convirtió en la montaña del destino de los alemanes", explica Batalla. "Hitler quería que la raza aria fuera la primera en coronar un ochomil. Mandó allí a la flor y nata del alpinismo alemán con una consigna brutal: si no subís, no volváis. Y 26 no volvieron".

El episodio es uno de los más oscuros del alpinismo, pero no el único en el que la política se impone a la cordura. En su investigación, Batalla ha documentado expediciones comunistas que entregaban carnés del partido a 8.000 metros, sufragistas que clavaban banderas feministas en la cima del Mont Blanc, y judíos ultraortodoxos que cumplían rituales religiosos en campamentos de altura.

"Subir montañas no tiene mucho sentido, arriesgar la vida así tampoco, pero es algo que hemos hecho con pasión durante los últimos 200 años", reflexiona el autor. "Y esa pasión ha sido instrumentalizada por todas las ideologías, desde el nazismo al animalismo".

En el caso del Nanga Parbat, la montaña se convirtió en tumba. La obsesión por demostrar la superioridad racial llevó a los alpinistas a ignorar las condiciones extremas, las tormentas y el riesgo. "Fue una expedición suicida", concluye Batalla. "Una tragedia que demuestra cómo la política puede contaminar incluso los espacios más puros del ser humano".