Canadá busca nuevos mercados asiáticos después de que Trump rompiera las negociaciones con ellos

Madrid

Mark Carney, el primer ministro canadiense, está de camino a Asia para asistir a la cumbre de la APEC. El canadiense ha indicado antes de subirse al avión que "con Estados Unidos se ha negociado lo que se ha podido, que no es mucho" y que "es difícil negociar con alguien que lo circunscribe todo a amenazas arancelarias". Canadá y EEUU han avanzado algo en materia energética y de aluminio, pero el grueso de la negociación está en el aire.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido suspender hace unas horas las negociaciones que Estados Unidos mantenía con Canadá sobre un nuevo acuerdo de libre comercio. La justificación que aporta el mandatario es que su vecino del norte "ha utilizado fraudulentamente" un anuncio televisivo en el que aparece el expresidente estadounidense Ronald Reagan cargando contra los aranceles en 1987.

El anuncio ya era público antes de que el gobierno de Ontario, que ostenta la provincia más poblada de Canadá, lo recuperara. Y se puede ver al entonces presidente conservador Ronald Reagan explicando por qué los aranceles son un elemento poco beneficioso y más bien dañino para la economía norteamericana.

La decisión que tomó el presidente el jueves por la noche parece haber tomado al gobierno de Carney por sorpresa y a pocas horas de su viaje para asistir a la APec en Corea del sur la próxima semana y donde espera poder reunirse con el presidente chino Xi Jinping el próximo 30 de octubre.

En esa cumbre, Trump se reunirá con Xi, que este jueves anunciaba la reducción de las importaciones de crudo ruso, las que recibe por mar. Estados Unidos y China están en desacuerdo sobre aranceles, tecnología y acceso al mercado, disputas que son tan profundas que tienen el potencial de bloquear toda la cumbre. Las propias tensiones de Canadá con China le dan a Carney influencia y exposición.

Los mayores obstáculos comerciales con China incluyen el impuesto adicional del 100% que Canadá aplica a los vehículos eléctricos (VE) chinos, lo que condujo a la imposición de aranceles chinos como represalia sobre el aceite de colza y los mariscos canadienses. También persisten las preocupaciones sobre la seguridad nacional tras la investigación sobre la injerencia extranjera en el sistema político canadiense.