El catalán y la estabilidad
El cambio de estatuto de la lengua catalana en Europa debería modular la postura de Junts y PP

Madrid
Alemania cambia su actitud sobre las lenguas de España. Cambia su actitud, concretamente, en el debate para elevar el estatuto y empleo de los idiomas cooficiales de los españoles, también en la Unión Europea. Ha pasado de la indiferencia displicente a una apertura al diálogo en serio. Con la intención explícita, y escrita, de llegar a un acuerdo y rectificar su negativa anterior.
Vitalmente, es una hermosa noticia para los millones de españoles que nos expresamos en distintas de nuestras lenguas. Culturalmente, también para todos.
Pero tiene además un interés político, sobre todo si como parece acaba llegando a buen puerto. Completa el hecho comprobado de que la normalidad recuperada en Cataluña, tras años de desconcierto, es útil más allá: “lo” catalán ya no encona, o cada vez menos. Y que aún tiene más recorrido: una expectativa de mayor estabilidad.
Porque estos días el viejo y dubitativo nacionalismo catalán, el de Junts, se replantea su estrategia: no apoyará una moción de censura, pero sí le tienta el bloqueo legislativo, completo y permanente. El cambio de estatuto de la lengua catalana en Europa, y consiguientemente en España debería modular su postura. Y también la del PP español, que preside varias comunidades plurilingües. Ocurre que para hacer anticatalanismo barato, a veces ofende directamente también a ciudadanos gallegos, vascos, valencianos y baleares, por ejemplo en la cuestión del estatuto de sus lenguas en Europa. Ganaríamos todos.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




