España refuerza su idea de albergar la final del Mundial 2030 a costa de perder el partido inaugural

No contempla la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) otro escenario para el Mundial 2030 que no sea con una final en estadio español. España trabaja conjuntamente con Portugal y Marruecos en la organización y, en esta hoja de ruta, el desenlace soñado por Rafael Louzán resulta innegociable. Así lo ha ratificado el presidente de la RFEF en sus últimas intervenciones públicas, aunque ello implicaría perder peso en otras cuestiones. El partido inaugural, otro de los eventos más llamativos del torneo, se ha encaminado hacia Marruecos.

España albergará como mínimo el 55% de los partidos de la fase final mundialista. Es uno de los argumentos de peso que ha utilizado Louzán para insistir en que no se entendería que la gran final del Mundial 2030 no tuviese lugar en suelo español. Con el Santiago Bernabéu, el Spotify Camp Nou o el Metropolitano como grandes bazas de la RFEF, aparecía también con fuerza la posibilidad de que la mayor fiesta del fútbol tuviese lugar en el nuevo estadio Hassan II de Casablanca. Sin embargo, la RFEF ha buscado que esta última opción pierda fuerza para la final a cambio de otro ofrecimiento: el partido inaugural.

La candidatura conjunta trabaja ya en que este primer partido se juegue en Casablanca. Sería a su vez el primer partido de Mundial disputado en Marruecos. Por tanto, también el segundo país africano en hacer frente a la organización de un evento futbolístico de estas dimensiones después de Sudáfrica en el Mundial 2010.

La última palabra será de la FIFA en todo caso. De hecho, todavía está sobre la mesa la propuesta de ampliar a 64 el número de participantes para esta edición. Antes de las decisiones finales, eso sí, la línea que se está siguiendo es la de un consenso entre españoles, portugueses y marroquíes para evitar conflictos mediáticos y federativos hasta 2030.

El paso por territorio CONMEBOL

Cabe recordar que estas cábalas no eximen el guiño que también se realizará en Sudamérica con motivo del centenario de la competición. Está contemplado que Uruguay, Paraguay y Argentina acojan cada uno un partido mundialista, disputándose todos ellos antes que el grueso de la fase final. Una antesala muy simbólica y con el que FIFA no quiere dejar pasar desapercibidos sus orígenes.