"No es egoísmo, es salud": ¿Dónde está el límite entre cuidarse y pensar solo en uno mismo?

En la última entrega de En Más Platón y menos WhatsApp, la sección filosófica de La Ventana, José Carlos Ruiz y Carles Francino abordaron una pregunta que nos interpela a todos: ¿es egoísta cuidarse a uno mismo?

La reflexión surgió a raíz de una canción del rapero Chojin que sonó en el programa. En ella, el artista lanza una frase que resonó en el estudio: "No es egoísmo, es salud". A partir de ahí, Ruiz propuso una mirada filosófica sobre el egoísmo, diferenciándolo del cuidado personal y del narcisismo: "El egoísmo elimina el vínculo y la vulnerabilidad. Cierra el horizonte moral porque toda acción repercute solo en uno mismo", explicó.

La conversación derivó en una crítica al individualismo contemporáneo, alimentado por redes sociales y discursos de autosuficiencia. "Vivimos en un tiempo marcado por un egoísmo global muy general", señaló Francino. Ruiz matizó: "No nacemos generosos, pero podemos educar para la interdependencia. El problema es que el sistema educativo refuerza las competencias individuales desde primaria".

También se abordó el papel de la cultura y la economía en la construcción del ego. "Desde el mecenazgo griego hasta el liberalismo moderno, el egoísmo ha sido racionalizado como motor de cooperación". Incluso se citó a Ayn Rand, filósofa liberal que defendía el "egoísmo racional" como virtud, aunque su visión del amor como emoción egoísta fue cuestionada por ambos.

Ruiz concluyó con una "bivecdota" filosófica sobre Martin Heidegger, quien en 1933 eliminó la dedicatoria a su maestro Edmund Husserl en una reedición de Ser y tiempo, coincidiendo con la llegada de Hitler al poder. Husserl era judío, y el gesto se interpretó como una maniobra para protegerse políticamente, sacrificando el reconocimiento a quien le había formado. "Eso no es solo egoísmo, es cutrez", resumió Francino.

Antes de cerrar, Francino lanzó una última pregunta: "¿Y cuánta dosis de egoísmo puede permitirse una persona decente?" Ruiz no dudó: "Cero". Y lo justificó con una idea poderosa: “Tú no te construyes en la soledad. Si no reconoces la deuda que tienes con el otro, eres indecente”.