Trump, los papeles de Epstein y un salón de baile
El presidente de Estados Unidos vive en la contradicción entre las promesas que hizo en la campaña y los hechos de su administración

Trump, los papeles de Epstein y un salón de baile
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Donald Trump prometió en campaña que, si era presidente, desclasificaría los conocidos como 'papeles de Epstein'. Esos documentos, de los que sólo una pequeña parte son de dominio público hasta la fecha, hacen referencia a Jeffrey Epstein, un rico empresario que tejió una amplia red social y financiera con millonarios, políticos y famosos mientras en paralelo dirigía una operación de tráfico sexual a gran escala que incluía a menores. Epstein fue detenido en julio de 2019 y, un mes después, fue hallado muerto en su celda. La policía concluyó que había sido un suicidio.
En esos papeles figuran personalidades que van desde Bill Clinton y el príncipe Andrés de Inglaterra a Donald Trump. Todos fueron amigos de Epstein. Desde entonces se han desatado todo tipo de especulaciones sobre en qué actividades ilícitas pudieron participar quienes tuvieron contacto con él, aunque nada se ha podido probar por el momento.
En los primeros meses de 2025, la fiscal general nombrada por Trump, Pam Bondi, llegó a decir que "en su mesa tenía la lista de clientes de Epstein" y que "habría transparencia total". Después el Departamento de Justicia se desdijo. Aseguró que dicha lista no existía. Varios medios estadounidenses han publicado que Trump figura docenas de veces en los papeles aunque no vinculado a ninguna actividad criminal.
A pesar de su promesa de campaña, ahora Trump está arrastrando los pies con la desclasificación de los papeles. Sostiene que "esos documentos fueron fabricados por ex director del FBI, James Comey, por Obama, por Biden" y que su fiscal general "debería desclasificar todo aquello que ella considere que es creíble" pero repite constantemente que "esos papeles están plagados de mentiras".
El caso es que los documentos siguen sin hacerse públicos. Por eso, los demócratas y un puñado de republicanos han puesto en marcha en el Congreso una iniciativa para obligar a desclasificarlos. Se trata de un mecanismo que consiste en que si reúnen 218 firmas de los 435 congresistas que hay en la Cámara de Representantes pueden forzar una votación al respecto. Los demócratas y el puñado de republicanos tienen ya 217.
Esa firma que les falta para forzar la desclasificación es la de una congresista por Arizona, Adelita Grijalva, demócrata, que fue elegida el 23 de septiembre en una elección especial que se convocó porque había fallecido el congresista que ocupaba el escaño. El político fallecido era su padre. En una situación absolutamente anómala y sin precedentes, Grijalva aún no ha jurado su cargo porque el presidente de la Cámara, el republicano Mike Johnson, no ha encontrado el momento para hacerlo en más de un mes. Johnson se escuda en que "el Gobierno está cerrado" y asegura que el retraso en la jura "no tiene nada que ver con la desclasificación de los papeles de Epstein", que "en cuanto vuelva todo el mundo, ella jurará su cargo".
Sin embargo, la congresista por Arizona, Adelita Grijalva, cree que no ha tomado posesión de su escaño "porque Johnson sabe que su firma es la 218", la necesaria para desclasificar los papeles de Epstein. Grijalva acusa al presidente de la Cámara de "estar haciendo todo lo que puede para evitar que Trump rinda cuentas. Eso no es liderazgo. Se llama obstrucción". El conflicto ha llegado a tal punto que la fiscal general de Arizona ha denunciado en los tribunales a Johnson por el retraso en la jura de la congresista.
Las contradicciones de Trump entre lo que dice que hará y lo que luego hace son continuas. Otro ejemplo de esta misma semana. El presidente prometió construir un gran salón de baile en el ala este de la Casa Blanca "pero sin interferir con el edificio actual". "Será al lado, pero sin tocarlo", decía. "Se respetará el edificio existente porque además es mi favorito". Sin embargo, el edificio se ha demolido entero.
En Estados Unidos se ha gestado un movimiento social que denuncia que Trump se comporta como si fuera un monarca. De hecho, el pasado fin de semana más de 7 millones de personas salieron a manifestarse en ciudades de todo el país en el llamado "No Kings Day", el día sin reyes. En la protesta de Washington uno de los discursos lo pronunció un periodista de origen británico y musulmán, Mehdi Hasan. "Represento todo aquello que Trump adora", aseguró con ironía, "soy periodista, inmigrante y musulmán". Hasan añadió que la mayor contradicción del presidente está en la persecución a los inmigrantes porque "Trump es nieto de inmigrantes, hijo de inmigrantes y está casado con una inmigrante". "De hecho" -concluyó- "dos de las tres esposas que ha tenido Trump son inmigrantes y eso demuestra que los inmigrantes hacen los trabajos que los americanos no están dispuestos a hacer".

Miguel Á. Muñoz Encinas
He trabajado en todos los programas informativos de la SER (Hoy por Hoy, Hora 25, Hora 14, boletines...




