La reflexión de Guillermo Alonso sobre la humanidad y la posibilidad de salvar a unos pocos si llega el fin del mundo: "No tenemos remedio"

En la última entrega de La cena de los idiotés, el escritor y periodista Guillermo Alonso dejó una de las reflexiones más crudas y demoledoras de la noche. En un ejercicio de imaginación colectiva, los invitados se enfrentaron a un dilema futurista: la posibilidad de salvar a una parte de la humanidad trasladándola a otro planeta, a costa de acelerar la destrucción de la Tierra. ¿Lo harían?

Mientras algunos debatían sobre a quién llevarían consigo o cómo seleccionar a los futuros colonos, Alonso se desmarcó con una visión profundamente pesimista: "Vamos a exportar una especie de cáncer que hemos creado en este planeta. Lo vamos a exportar a otro con la peor calaña de este planeta para que de nuevo destrocen otro".

Para el autor de El efecto deseado, la idea de salvar a unos pocos elegidos no es más que una repetición de los errores que han llevado al planeta al borde del colapso. "Yo soy partidario de que, cuando hayamos acabado con este planeta, el último que apague la luz y que nos extingamos ya, porque no tenemos remedio", sentenció.

Ante la posibilidad de negociar la inclusión de "gente buena" en la expedición, Alonso se mostró escéptico: "Las negociaciones se hacen y luego no se cumplen, cariño mío".

Su intervención sirvió como contrapunto a las posturas más idealistas de la mesa, que oscilaban entre la utopía y la resignación. Belén Rueda, también presente en la tertulia, coincidió con él: "Yo lo quemaría. Si tú me dices que los que van a ir allí les han hecho una lobotomía y realmente han cambiado, vale. Pero si no, ¿qué tipo de vida es esa?".