Las tendencias
A los modernos se les reconoce porque siempre están con las tendencias. Igual que yo cuando iba a tender con mi abuela, aunque tender la ropa sea otra clase de tendencia

Barcelona
No sé si ustedes atrasarán esta noche una hora los relojes de sus casas. Todos mis relojes los llevo atrasados por lo menos medio siglo. Así que hoy no va de una hora. Con los relojes me pasa lo mismo que con los zapatos. Quiero decir que si los zapatos no tienen cordones, no son zapatos, y si los relojes no son de cuerda, no son relojes. Dando cuerda, me siento el mozo de cuerda que he sido toda mi vida. Ya nadie emplea la expresión mozo de cuerda, ni mozo de cordel, bueno, tampoco se dice mozo de almacén, que era otro trabajo. Ahora utilizamos para todo palabras más sofisticadas porque hemos adelantado el reloj. La gente confunde ser moderno con estar vivo, pero la mayoría de las veces una y otra cosa son todo lo contrario, pues quienes quieren ser muy modernos, en vez de vivir, se desviven. Actualmente, la vida es igual de sencilla que siempre, pero todo se ha vuelto más difícil de comprender porque las palabras adelantan. Así, la gente se queda detrás de las palabras igual que los toreros se esconden tras el burladero. Y por eso, por el burladero, parece una burla todo lo que nos dicen. Por ejemplo, ¿recuerdan la polémica del mes pasado? El interés mundial estaba en averiguar si a Donald Trump se le había hinchado una mano y por qué le pasaba. No cambiamos, como Tamara. Siempre que llega la Navidad, me acuerdo de los mensajes de fin de año en tiempos del extinto. Entonces, los mayores elucubraban sobre la salud de Franco lo mismo que se mira al cielo para pronosticar las cabañuelas. Los romanos llamaban augures a quienes se dedicaban a esto, ahora les llamamos analistas de moda. A los modernos se les reconoce porque siempre están con las tendencias. Igual que yo cuando iba a tender con mi abuela, aunque tender la ropa sea otra clase de tendencia.




