Eduina Rodríguez, del diagnóstico del cáncer de mama a la selva de Costa Rica en tan solo 17 meses
La participante onubense reivindica que "todas las que pasamos por esto tenemos que aprender a amar nuestras cicatrices"

Eduina Rodríguez, una de las participantes del Reto Pelayo Vida

Parque Nacional Los Quetzales (Costa Rica)
“¡Coraje, cabeza y corazón!”, gritan las participantes del Reto Pelayo Vida mientras forman una piña. Mapi, Idoia, Eduina, Verónica y Toñi sonríen aliviadas en un puente sobre el Río Blanco, el lugar marcado para aparcar la bicicleta de montaña durante unas jornadas. El saldo han sido unos 80km con casi 4.000 metros de desnivel. Pero la tercera etapa de este desafío es mixta, y tras las pedaladas viene el trekking. Diez metros después de cruzar el puente, asoma una rampa asfaltada, que pronto se convertirá en kilómetros cuesta arriba sobre un camino de piedras y que luego dará paso al primer contacto con la selva costarricense.
Las aventureras llegan a su estreno selvático castigadas por la distancia que han andado con unas pendientes terribles. Además, por momentos la niebla cubre las montañas y el paisaje desaparece. “Es la lluvia de nube, una vez que la nube toca el terreno mojado ya no para de llover” advierte Chino, guía durante varios días de la expedición y que vive a pocos kilómetros de la zona. La incursión a la selva en el Parque Nacional Los Quetzales es tal y como las integrantes de la prueba habían imaginado: caminos estrechos, vegetación abundante, maderas de todos los colores y árboles altísimos que por momentos evitan que se pueda ver el cielo. Cuando parecía que las cinco habían terminado la etapa sin mayor dificultad, Eduina se duele de la espalda. Aunque es la más bromista y dicharachera del grupo, la onubense tuerce el gesto porque ya es el segundo día consecutivo en el que sufre algún percance físico.

Las participantes del Reto Pelayo Vida, durante la etapa de trekking

Las participantes del Reto Pelayo Vida, durante la etapa de trekking
Eduina Rodríguez, natural de Punta Umbría (Huelva), descubrió el Reto Pelayo Vida gracias a la edición de 2024. Una compañera de trabajo, en la Fundación Nao Victoria (que construye y difunde la labor de barcos históricos), fue quién prestó ayuda a Macarena Bohórquez, participante en la aventura antártica, para que aprendiera a navegar. En aquel momento, Eduina no sabía que participaría en el siguiente: “Me diagnosticaron cáncer el día de mi 38 cumpleaños, el 10 de mayo del año pasado. Mi madre había fallecido de cáncer en 2015, por lo que mi único contacto con la enfermedad era ese. Cuando me lo dijeron fue devastador, pero no quise plantearme que me fuera a ocurrir lo mismo”.
Su edad es menor a la media en los diagnósticos para el cáncer de mama. Una juventud, que le hace reflexionar sobre cómo reacciona la sociedad ante los pacientes de cáncer más jóvenes: “Hay mucha gente que ya no me trata igual que antes del cáncer. Le quita hierro porque eres joven, y a mí me hicieron una mastectomía radical. A veces la sociedad no está preparada”, comenta. “Al principio choca verte en el espejo con un pecho plano y otro no. No piensas en tu bienestar, si no en cómo te va a mirar la gente, y es cruel tener que pensar en eso. He hecho el trabajo mental de aceptarme, mi marido es psicólogo y siempre ha estado a mi lado. Él siempre me ha dicho: ‘yo amo todas tus cicatrices’. Y gracias a él yo también las amo. Todas las que pasamos por esto tenemos que aprender a amar nuestras cicatrices”.
Pese a todo, apenas ha pasado año y medio desde que conociera la noticia hasta que ha arrancado el Reto Pelayo Vida. Unos meses de montaña rusa emocional y duro entrenamiento en la última fase, en los que también ha tenido tiempo para viajar, una de sus grandes pasiones: “Costa Rica va a ser mi país número 77. Esto viene de mi madre, que era muy aventurera pero que no tuvo la suerte de poder viajar. Empezó a hacerlo a través de mis ojos. Este año ya he estado en Sri Lanka y en Puerto Rico”. Y mientras llega el país 78, a Eduina le toca cruzar Costa Rica junto a sus compañeras en una de las aventuras más especiales de su vida.




