El animal real en el que se inspira el mito del unicornio
Plinio el Viejo describió al unicornio como un animal con cuerpo de caballo, cabeza de ciervo, patas de elefante y un cuerno negro en la frente

Plinio el Viejo describió al unicornio como un animal con cuerpo de caballo, cabeza de ciervo, patas de elefante y un cuerno negro en la frente.
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Durante siglos, el unicornio ha sido símbolo de pureza, magia y misterio. Pero ¿y si detrás de esta criatura fantástica hubiera un animal real? En el último episodio de Serendipias de la SER, los colaboradores se adentran en el origen biológico de algunos de los monstruos más célebres de la historia. Entre ellos, el unicornio.
La descripción más antigua que se conserva de este ser mitológico la escribió Plinio el Viejo, naturalista romano del siglo I. Hablaba de un animal con cuerpo de caballo, cabeza de ciervo, patas de elefante, cola de jabalí y un único cuerno negro en la frente. Una criatura imposible… o no tanto.
Según Francesc Gascó, paleontólogo, divulgador y director científico del Museo Municipal de Benaheber, esa imagen podría tener su origen en el rinoceronte indio, un animal real, corpulento, con un solo cuerno prominente y pariente cercano de los caballos. "Es un perisodáctilo, como los équidos", explicó en el programa. "Yo soy un firme defensor de que realmente estaban describiendo un rinoceronte, como el rinoceronte indio, pero que en estos relatos que le llegaban a Plinio o al resto de naturalistas se mezclaban informaciones de varias bestias, como en un teléfono escacharrado".
La hipótesis más plausible es que los relatos de comerciantes y exploradores que regresaban de Asia, al describir animales exóticos con palabras conocidas, acabaron dando forma al mito. "Cuando lees la descripción, lo primero que piensas es en un rinoceronte", añadió Gascó.
Pero el unicornio no se quedó ahí. En la Edad Media, su figura se transformó en símbolo de virtud y divinidad. Parte de esta evolución se debió al comercio de colmillos de narval, un cetáceo ártico con un largo diente en espiral, que se vendían como auténticos "cuernos de unicornio". Así nació la imagen que hoy todos reconocemos: un caballo blanco con un cuerno retorcido.
Incluso la Biblia menciona a los unicornios, aunque por error. En algunas traducciones, el término griego monókeros (literalmente, "un solo cuerno"), que se refería al rinoceronte, fue traducido como “unicornio”.
Para Rita Rojo, médica traumatóloga y divulgadora científica, el unicornio es un ejemplo más de cómo la imaginación humana ha dado forma a criaturas extraordinarias a partir de observaciones fragmentadas o mal interpretadas. "Es muy difícil dibujar algo que no has visto nunca. Tiene mérito. Pero también es muy fácil que, al transcribir lo que otros contaban, se acabe creando un monstruo", reflexionó.
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Unicornios con patorras, vampiros enfermizos y otros monstruos




