"Hay jockeys que dejan de comer y beber para competir": el control extremo del peso en la hípica
La báscula decide quién compite y quién se queda fuera: los jinetes viven bajo una presión constante para mantenerse por debajo de los 54 kilos

"Hay jockeys que dejan de comer y beber para competir": el control extremo del peso en la hípica
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En el mundo de las carreras de caballos, cada gramo cuenta. Los jockeys viven bajo una regla de oro: no superar los 54 kilos. A veces, incluso menos. Un desayuno copioso puede costarles una sanción, una multa o, directamente, quedarse fuera de una carrera. "Hay jinetes que dejan de comer, dejan de beber incluso", confesaba Jaime Gelabert Bautista, jockey profesional español, en el podcast Cómo comes de Ángela Quintas.
La exigencia física es extrema. Mientras otros deportistas buscan ganar masa muscular, los jockeys luchan por perderla sin perder fuerza. Lo hacen con dietas milimétricas, entrenamientos duros y un control estricto incluso del agua que beben en las horas previas a competir. "Intento no beber mucho porque el líquido hace que subas de peso en nada", explicaba Gelabert, que reconoce tener suerte con su constitución: "Prefiero hacer deporte y comer que no hacer nada y no comer".
Pero no todos pueden permitírselo. Hay jockeys que pesan 58 kilos y deben competir con 55. Eso implica perder tres kilos en pocos días. "Muchos se meten en la sauna, otros simplemente dejan de comer y beber", contaba. El pesaje se realiza justo antes de la carrera y, si el jinete no cumple, puede ser sancionado. La primera vez, con una multa económica. La segunda, sin competir.
La presión es constante. En países como Francia o Inglaterra hay carreras todos los días. En España, al menos una vez por semana. "Es toda la semana quitándose peso. Llegas el domingo, devoras, y vuelves a coger el peso otra vez. Y otra vez toda la semana quitándote peso", resume Gelabert. Una rutina que puede derivar en una relación complicada con la alimentación.
El control del peso no solo afecta a los jinetes. También a los caballos, que siguen dietas estrictas y no comen ni beben en las horas previas a la carrera para evitar hincharse. Sin embargo, mientras los animales cuentan con asesoramiento nutricional, los jockeys no siempre tienen esa ayuda. "No vendría mal", admite Gelabert,
En un deporte donde el cuerpo debe ser potente y ligero al mismo tiempo, el equilibrio es casi imposible. Y la báscula, más que una herramienta, se convierte en una frontera: si te pasas, no compites.




