La crónica de la DANA escrita por dos víctimas: "Estamos con la emoción a flor de piel"

Madrid

Mañana se cumple un año de las lluvias torrenciales en Valencia que provocaron la muerte de 229 personas. Afectaron a 75 municipios; más de 75.000 viviendas quedaron dañadas, más de 1.600 quedaron inhabitables y cerca de 200 tendrán que ser demolidas. Destrozaron 141.000 vehículos, 800 kilómetros de carreteras. Los daños se cifran en 17.800 millones de euros. Estos son datos, pero los que vivieron esa DANA tuvieron que tomar este tipo de decisiones.

El libro Lágrimas de barro es un relato cronológico riguroso por horas de ese día, también de los días previos y los meses posteriores. Una crónica en la que se entremezclan testimonios desgarradores. Hoy se asoman a La Ventana sus autores, Carmen Amoraga escritora, ganadora del Premio Nadal y finalista del Planeta, y Maxi Roldán, reportero y poeta.

"Estamos con la emoción a flor de piel", comenzaba la escritora. Los creadores de la crónica no han podido evitar las lágrimas al escuchar alguno de los fragmentos de su propio libro. "Es como si no hubiésemos escrito ni escuchado estos testimonios", comentaban. Para ellos, "el síndrome del aniversario", está siendo complicado. Sin embargo, durante este tiempo, y gracias a Lágrimas de barro, han conseguido transformar el dolor sufrido en memoria.

Pero la idea nunca fue escribir un libro. "Siempre decía que no iba a escribir ficción de algo que superaba los límites de la realidad", confesaba Amoraga. Fue cuando les contactaron para hacer una película de la catástrofe cuando todo empezó. Esta idea evolucionó en una conclusión. "Nuestra aportación tenía que ser un libro con testimonios", explicaban en La Ventana.

Una víctima y una afectada

Carmen Amoraga vive en Picanya y Maxi Roldán en Paiporta. Ambas ubicaciones fueron gravemente afectadas por la DANA. Roldán, al vivir lo que él denomina un "recorrido espantoso", se considera a sí mismo una víctima, mientras que Amoraga se trata a sí misma de afectada. "Yo estaba en mi casa y conseguí poner a salvo todo lo posible", decía. A pesar de esta diferencia, la escritora y la poeta tuvieron que convivir días después con el horror de sus calles. "Normalizas el horror de la calle e intentas ser lo más útil posible y molestar poco", afirmaba Amoraga.

Un ejemplo es la historia del bombero Toni Segura. "No sabemos si va a venir alguien, pero lo que sí sé que nos vamos a quedar con vosotros", le decía Segura a las víctimas a las que ayudaba. A pesar de todo lo que vivió, el profesional se siente afortunado por "no haber perdido a nadie". Segura salvó entre 500 y 700 personas. Pero Toni Segura no fue el único que se lanzó a las calles en busca de desaparecidos. También lo hicieron miles de civiles "sin formación", contaba la finalista al Premio Planeta.