La factura económica de la DANA, un año después

Madrid

En lo económico, la historia de la DANA es, en realidad, dos historias, porque la factura ha sido muy distinta para unos y para otros. Para quienes tienen más dinero y para aquellas empresas de mayor tamaño, la historia ha sido de devastación, primero, y de recuperación más tarde. Sin embargo, las rentas bajas y las pymes, de momento, han vivido una historia de devastación, pero para ellos la recuperación aún no ha llegado.

El consumo de los residentes cayó un 47 % en los días inmediatamente posteriores a la DANA, pero la recuperación fue rápida: un mes después, el crecimiento del gasto de los residentes ya superaba la media nacional, probablemente debido a la necesidad de reponer bienes. Esta tendencia se ha mantenido durante el último año, aunque la diferencia respecto al resto de España se ha ido reduciendo en los últimos meses.

Así, mientras la caída del consumo afectó a los dos grupos de consumidores, si bien es cierto que en un grado muy desigual: la reducción fue del 40 % para los más ricos y del 82 % para los más pobres, los primeros ya han recuperado un 16 % de esa caída; los segundos, de momento, tan solo un 14 %. En el caso de las grandes empresas, por ejemplo, el 85 % de las empresas industriales ya están de nuevo en actividad, así como el 70 % de los grandes comercios de las ciudades. Pero no ocurre lo mismo entre los pequeños.

José Vicente Morata, presidente del Consejo de Cámaras de Comercio de la Comunidad Valenciana, explica en Hora 25 de los Negocios que lo primero que se necesita a partir de ahora, en el caso de las pequeñas empresas, es "liquidez". “Para poder aguantar estos momentos complicados para ellas, porque la renta disponible de las familias ha bajado, han tenido que gastárselo en poder volver a tener el mobiliario, el coche, porque tú has tenido que poner parte de tus ahorros y eso no se ha ido a consumo. Por tanto, hay que seguir con las políticas de apoyo directo, sí o sí. Pero, además, hay que dar tranquilidad, hay que darles apoyo psicológico, porque en el momento que vuelve a llover, la gente le coge miedo. Tenemos que dar certidumbre a esta gente de que se están haciendo las cosas como se tienen que hacer”, defiende Morata.