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Las consecuencias psicológicas de la DANA en los jóvenes: "Ahora en vez de chocar la mano, nos abrazamos"

'Hora 25' entrevista a cuatro jóvenes que vivieron la catástrofe de la DANA hace un año en Valencia

Las consecuencias psicológicas de la DANA en los jóvenes: "Ahora en vez de chocar la mano, nos abrazamos"

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Madrid

Un año después de la catástrofe de la DANA de Valencia, el 29 de octubre de 2024, las poblaciones afectadas por el fenómeno continúan trabajando en la reconstrucción. Una reconstrucción que no pasa solamente por volver a poner en pie las infraestructuras y servicios afectados, sino también por la salud mental de aquellos que vivieron los efectos de la DANA.

Las consecuencias psicológicas de la tragedia, que dejó tras de sí más de 200 fallecidos y poblaciones completamente arrasadas, se han hecho notar en los más jóvenes. Precisamente, en esta edición de Hora 25, el programa se ha trasladado a Catarroja para conversar con cuatro alumnos del Instituto Público Berenguer Dalmau.

Lola (15), Natalia (15), Sergio (16) y Pau (13) se encuentran entre segundo de la ESO y 1º de Bachillerato, aunque todos ellos han vivido una experiencia que supuso una ruptura vital para miles de valencianos.

"A mí antes sí que me gustaba la lluvia, pero ahora cuando llueve un poco de más sí que tengo miedo, no me gusta salir de casa y me trae malos recuerdos", confiesa Natalia. Porque las horas álgidas de la DANA, en muchos casos, han afectado a sus familiares y amigos, acrecentando la preocupación cuando llueve mucho o cambiando los hábitos de quienes viven en las poblaciones afectadas.

"Mi padre sí que quedó muy afectado por aquel día porque pasaron cosas que podrían haberle costado la vida. A nivel intrafamiliar sí que hay una preocupación cuando llueve más de lo normal", coincide Lola.

Omar Ríos Hernández, psicólogo clínico, explica que, aunque no todas las personas que han vivido un evento traumático presentan una sintomatología, sí que están viendo que "mucha de la población infantojuvenil está padeciendo sintomatología". No obstante, el experto insiste en que "esto se puede procesar y no tienen que derivar en algo crónico".

El psicólogo subraya que los más jóvenes tienen una gran plasticidad cerebral, por lo que "son capaces de adaptarse al medio y de tener un aprendizaje brutal". Sin embargo, señala que todo ello debe procesarse, para lo que es muy importante el apoyo social.

"Es un tema recurrente de conversación, pero ya no es el tema principal. Tenemos temas más importantes hoy en día que recordar el pasado, pero sí que es verdad que es importante para saber quiénes somos o qué situaciones nos hacen ser así", señala Sergio sobre la DANA. El joven explica que, desde entonces, su grupo de amigos trata de saludarse más a menudo con un abrazo.

"Tenemos que seguir, porque tenemos que seguir, pero no son las mejores condiciones"

Otro de los principales cambios que han vivido estos estudiantes se encuentra en la educación. Su centro educativo se vio gravemente afectado por las inundaciones, así que los alumnos, un año después, permanecen apiñados en aulas muy estrechas a la espera de regresar a la normalidad.

Sergio narra que, antes de la DANA, asistían a un colegio normal construido en ladrillo, pero desde entonces van a clase en barracones. "Se puede describir como una celda porque estamos entre rejas. Es medio depresivo, no puedes abrir la ventana y que te dé el aire directamente o sacar la mano, sino que tienes barrotes", ha descrito el estudiante.

"Tenemos que seguir, porque tenemos que seguir, pero no son las mejores condiciones", explica José Andrés Brocal, jefe de estudios del instituto. El docente no se sorprende por las situaciones que describen los alumnos, aunque lamenta que hayan tenido que pasar por tanto y que continúen a la espera para regresar a la normalidad.

También los profesores han notado que sus alumnos están más alterados y que cuentan con secuelas de lo ocurrido. "Se les notaba que han visto cosas. Para un adulto es muy duro, pero para esa edad es mucho más duro", confiesa Brocal.

"Me duele ver el pueblo en tan malas condiciones después de que haya pasado un año"

Los cuatro adolescentes vivieron las horas críticas de la DANA y, aunque no lamentan pérdidas personales, no podrán olvidar las horas de ese día. Además, a la incertidumbre ante la catástrofe se suma la reconstrucción, pues sus comunidades y hogares todavía siguen recuperándose.

"Llegué a casa y mis abuelos me dijeron que no fuera a entrenar porque decían que iba a llover mucho. Vino mi madre y empezamos a oír gritar a gente por la calle y abrimos la puerta y ya teníamos el agua en la puerta. Empezamos a taponar la puerta y a subir al piso de arriba las cosas más importantes", describe Pau sobre la tarde de la DANA.

En el caso de Natalia, la joven se refugió con su hermano pequeño en casa de unos vecinos, pues su padre salió a buscar el coche y, cuando intentó regresar, no pudo acceder a su vivienda. "Se subió a una caseta de electricidad y se quedó ahí hasta que bajó el agua, creo que fueron hasta las 3:00 o 4:00 de la mañana", explica Natalia.

"Me duele ver el pueblo en tan malas condiciones después de que haya pasado un año. Hacen falta muchos recursos y cambios que no se han llevado a cabo", añade Lola.

 

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