Los Dardenne: "El poder de la ficción es demostrar que se pueden cambiar las cosas"
Los hermanos belgas vuelven con 'Recién nacidas', una película que retrata la precariedad y la falta de apoyos de las madres jóvenes solteras en casas de acogida
Jean-Pierre Dardenne and director Luc Dardenne en una presentación de 'Tori y Lokita' (Photo by JAMES ARTHUR GEKIERE/BELGA MAG/AFP via Getty Images) / JAMES ARTHUR GEKIERE
En 1999, ese año antes del cambio de milenio, el cine social vivió toda una catarsis. Dos directores, hermanos, belgas, que habían hecho documentales y alguna película, ganaban el Festival de Cannes con Rosetta, una película que cambió la forma de acercarse a lo social desde el cine de autor. El éxito no se quedó ahí, en su país, Bélgica, hubo una ley, la Ley Rosetta, que quiso recudir lo que denunciaba la película, el paro juvenil. Fue su primera Palma de Oro, luego repetirían con El niño, en 2005, ya convertidos en dos de los directores más importantes del cine europeo que han dado voz a aquellas historias y personas que no tienen acceso a contarse a sí mismos. "No sé si elegimos los temas, o vienen a nosotros", apunta. "Es como lo que respondió Passolini a una pregunta como esa. Nos interesan estas personas, las queremos filmar y poner en el centro de nuestras imágenes, quizá porque no tienen cabida en esta sociedad, queríamos darles un lugar en la gran pantalla". Con esa filosofía han consolidado una carrera que describe los márgenes de la Europa del supuesto desarrollo en títulos como El joven Ahmed, El silencio de Lorna, El niño de la bicicleta o Dos días una noche.
Precisamente, en El niño, ya se adentraban en los problemas de los padres precarios y jóvenes para cuidar a sus hijos. Es por eso que 'Recién nacidas' podría considerarse una continuación de aquella historia. Han pasado veinticinco años y pocas cosas han cambiado en torno a la precariedad juvenil. En este caso, no se explora la historia de una pareja, sino la de un grupo de madres solteras, menores de edad, que acaban en una casa de acogida para madres. "Cuando visitamos una casa de acogida para documentarnos, llevábamos la idea de contar la historia de una sola mujer, una madre joven, pero cuando estuvimos allí pensamos que todas esas chicas, todas esas vidas, sus gritos, sus lágrimas, sus risas, sus desgracias y sus momentos de felicidad y de alegría, eran muy diferentes y muy particulares y eso nos permitía construir una historia con varias madres", explican.
La película nos recuerda a La Maternal, de Pilar Palomero, aunque los Dardenne insisten en mostrar un relato coral, de varias madres, cada una con sus problemas, su identidad, su vida y su camino. Ellos citan Calle de la venganza, una película del japonés Mizoguchi, como inspiración. "En ella también hay cinco mujeres, en este caso en un burdel, que no es lo mismo, pero sí se cuentan varias historias, las vidas de cada una de ellas. Eso también nos ayudó a decidirnos, porque al final son vidas diferentes y es importante que cada madre tenga su vida, que tenga algo de luz aunque su experiencia fuera frágil".
Fotograma de 'Jeunes mères' de los Dardenne
Hay otra novedad en su cine que tiene que ver con la luminosidad, algo que contrasta con su anterior filme, Tori y Lokita, sobre dos hermanos migrantes que temen ser deportados. "En esa película era difícil mostrar esperanza, porque la realidad no da soluciones a esas personas, no pudimos encontrar un camino para ellos", explican. Sin embargo, aquí, estas madres sufren y no lo tienen fácil, pero encuentran un lugar y buscan su sitio. "Nos propusimos ser capaces de encontrar esa luz, aunque sea una luz frágil, para cada niña. Ese es el papel de la ficción, demostrar que sí se puede, que es difícil, que hay pobreza, que hay cosas que se repiten de generación en generación, pero podemos luchar. Y estos hogares que retratamos son lugares donde se puede aprender a luchar".
Una de las jóvenes quiere volver con su novio, pero éste no está por la labor, además, no asume su compromiso como padre. Luego está otra chica, que tiene una pareja que la quiere, pero la precariedad y el maltrato sufrido hacen que no sea fácil independizarse y cuidar de ese bebé. Otra joven debe asumir sola el parto y la crianza de su hijo después de que su madre la hubiera abandonado al nacer. Finalmente, otra decide que la única solución posible es dar a su hija en adopción.
Los directores alternan los retratos paralelos, cuentan los protocolos que esos servicios sociales, compuestos por mujeres, llevan a cabo, y enseñan lo que el sistema esconde pero ha provocada, familias ahogadas, jóvenes abandonadas y una política anticonceptiva y de planificación sexual que brilla por su ausencia en 2025. "Los anticonceptivos deberían garantizar que no haya embarazo, pero la realidad es más compleja que eso. Es una hipótesis ideal, pero lo cierto es que nos encontramos con niñas de 14 a 16 años embarazadas, cuya vida cambia por completo. Deberían estar estudiando, divirtiéndose, aprendiendo a vivir. Nosotros tenemos una opinión, pero la realidad es muy compleja. Sabemos que hay países donde el número de madres jóvenes es mayor, como Rumanía, y es porque la anticoncepción no está funcionando, porque no hay educación sexual".
Dos fallos del sistema, el que tiene que ver con la educación sexual en una sociedad que sigue siendo mojigata y beata, y el de la protección del derecho a decidir de las mujeres, que aquí, al ser menores, está fuera de su alcance, ni siquiera para tenerlo en cuenta en algunos de los casos. Sin embargo, dicen los Dardenne en esta película, aunque el sistema falle y convierta a las mujeres jóvenes en víctimas de una sociedad desigual, todavía hay lugares y redes de apoyo, como estas casas de acogida que no solo ayudan a aprender a cuidar y responsabilizarse de los bebés a cada joven; sino que también les enseñan que solo cooperando y desde lo colectivo puede salirse adelante. "Hay lugares en los que todavía se puede intentar resistir al destino social y salir de ahí, gracias a estas instituciones que cuentan con el apoyo del Estado. Es un verdadero servicio público", defienden los directores que han dejado a los padres a un lado. "Por lo que estudiamos, muchos de esos padres venían de los mismo entornos pobres, pero no se involucran con los niños. Puede que haya algo biológico, pero sobre todo es un comportamiento que viene de lejos, de nuestra antiquísima cultura patriarcal".
Acostumbrados a trabajar con actores naturales o descubrir actrices ellos mismos, los Dardenne han elegido a actrices jóvenes que apenas habían trabajado. Rostros normales y corrientes de jóvenes que muestran en sus interpretaciones toda la naturalidad y la energía posible. A ellas las siguen como es habitual en su cine, cámara al hombro, sin demasiadas florituras de decorado o iluminación. "El hecho de ensayar hace que se vayan los miedos. Y luego, la cámara es mucho más silenciosa todavía que en otras películas nuestras. La puesta en escena tiene un carácter suave y amable, que tiene que ver con ese cuidado de las madres cuando meten a los niños en la bañera, por ejemplo".
'Recién nacidas' es también una oda a lo colectivo. No vale salir solo, es imposible. Esto no es el sueño americano. Aquí se sale gracias a los servicios públicos y a gente con buen corazón. "Hace tres años, cuando empezamos a trabajar en el filme, vivíamos en un contexto de violencia, de individualismo, en el que cada uno iba a lo suyo, creyéndose el más fuerte, y que eso te daba la razón. Esa mentalidad que vemos en todas partes, pero que a la vez contrasta con la realidad que hemos descubierto en este tipo de hogares para madres, donde el objetivo es que un grupo de mujeres ayude a otro grupo de mujeres a convertirse en madres, a hacerse responsables de sus propias decisiones con amabilidad y delicadeza. Puede que suene utópico, pero es un lugar que existe. Es cierto, que cuando salen, la violencia está ahí, pero nuestra cámara quería filmar esa dulzura sin crear ilusiones, pero sí señalar que hay gestos reales de solidaridad, amor y ayuda", explican los Dardenne que acaban de hacer algo nuevamente revolucionario, decirnos que la ficción si puede mostrar que otro mundo es posible.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural y de Género, dirige el programa de cine y series El Cine en la SER. Es autora de 'Abre los ojos, películas y series para entender el mundo'.