"Agradecemos estar vivos, pero los responsables aún no han pagado su culpa": Valencia recuerda entre la indignación y la esperanza
Vecinos, artistas, periodistas y psicólogos rememoran la tragedia de la DANA en 'La Ventana' y reclaman justicia y reparación
La Ventana a las 16h | Primer aniversario de la Dana
Madrid
Hace exactamente un año, la DANA golpeó con fuerza, dejando tras de sí más de 200 fallecidos, un paisaje de casas arrasadas, calles anegadas y una huella emocional que aún no se borra. Este miércoles, los testimonios de quienes vivieron la tragedia han puesto voz en La Ventana a la memoria colectiva: la del dolor, la resiliencia y la necesidad de que se asuman responsabilidades.
"El río no tiene culpa": del dolor a la música
Alejandro Rivas y María Laura son un dúo musical peruano que lleva casi tres años viviendo en Paiporta. Estrenaron su casa pocos días antes de la DANA, y las inundaciones la dejaron gravemente afectada. "Los que estamos todavía aquí agradecemos estar vivos un año después", ha contado Alejandro. Asegura que conserva "recuerdos muy duros y una indignación muy fuerte, ya que los responsables no han pagado su culpa".
De la tragedia nació una canción, El río no tiene culpa, compuesta tras una propuesta de una terapeuta de los cantantes y en colaboración con Greenpeace. Rivas recuerda que "todo empezó con una carta de rabia" y que, con el tiempo, la canción "empezó a tener un impacto real". A pesar de todo, celebra la nominación del tema a los Latin Grammy como símbolo de resiliencia.
"Dentro de todo, hemos tenido mucha suerte, pero hubo muchas muertes que se podrían haber evitado", lamenta. Su hija, de ocho años, "lo tiene presente", aunque la familia procura "no revivir lo más duro". Las recientes alertas meteorológicas les han llevado a comprar barreras anti inundación: "Nos permiten estar más tranquilos, pero sigue la indignación que nos mueve a salir a las manifestaciones".
Rivas dice sentirse abrazado por la Comunidad Valenciana. "Como inmigrantes, nos han hecho sentir parte. Esta canción es un intento de devolver todo lo que nos dieron", confiesa.
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Fotoperiodistas de la memoria: imágenes que siguen doliendo
Los fotoperiodistas Mónica Torres (El País) y Biel Aliño (Agencia EFE) fueron testigos y víctimas de la DANA. "Son momentos difíciles de gestionar", cuenta Mónica Torres por teléfono, camino del homenaje. Su casa, en Picanya, se inundó por completo. "Como afectada, es complicado estar tras la cámara. Tuve que cuidar a mi familia. Me cambió la forma de mirar y de atender a las personas: ahora pongo más corazón y más escucha".
Biel Aliño, que no fue afectado directamente, conserva imágenes grabadas en la retina. "No soy muy fan de las fotografías descontextualizadas, pero hay una que funciona muy bien: la paella con la marca de agua. Resume lo que pasó sin entrar en detalles", explica. Esa imagen se publicó en medios nacionales e internacionales y, para él, representa "un éxito colectivo" fruto de la colaboración entre vecinos y periodistas.
El fotoperiodista destaca que tras la DANA "la gente no paraba de agradecer que estuviéramos allí". En su opinión, "tras un momento de crisis reputacional del periodismo, esa gratitud fue un impacto muy fuerte".
Torres coincide: "La DANA continúa y no queremos olvidar. Queremos sentirnos seguros, con una reparación política y la garantía de que el barranco no se va a volver a desbordar".
El papel de la psicología: reconstruir también por dentro
El psicólogo Salvador Almenar, coordinador del programa de recuperación psicológica tras la DANA, asegura que el papel de la intervención psicológica ha sido "esencial desde el primer momento, para contener y acompañar emocionalmente y evitar la aparición de patologías".
Un año después, el equipo trabaja en tres líneas: "Mantener el apoyo terapéutico individual o grupal, prevenir el agotamiento de los profesionales y vigilar el riesgo de suicidios". Almenar explica que, tras catástrofes como esta, "el índice de suicidios aumenta y hay que estar alerta".
"La recuperación no es lineal ni inmediata", advierte. Si solo existe malestar emocional, "en un año o año y medio pueden recuperarse las constantes psicológicas normales"; pero cuando hay patologías, el proceso puede durar "dos o tres años". El tiempo, asegura, "es muy importante, pero también que se asuman responsabilidades".
"La gente necesita saber por qué pasó lo que pasó", insiste. Recuerda además la ayuda inicial de los psicólogos que, hace un año, ofrecían asistencia en la calle: "Fue vital. En esos primeros momentos hay una sensación de desamparo tremenda, y tener una mano tendida que sabe escuchar es clave".