La posibilidad de que la IA adquiera conciencia: "Nunca podremos estar completamente seguros"

¿Puede una inteligencia artificial llegar a ser consciente? ¿Y cómo sabríamos si lo es? Ignacio Morgado, catedrático de psicobiología en el Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona, abordó esta cuestión en el programa A vivir que son dos días de la SER, y su respuesta fue tan inquietante como reveladora: "Nunca podremos estar completamente seguros".

Morgado, que acaba de publicar El espejo de la imaginación, explicó que la conciencia es un fenómeno profundamente subjetivo. "Uno solo puede estar seguro de su propia conciencia", afirmó. "La de los demás la intuimos por su comportamiento". Y lo mismo ocurriría con una máquina: aunque una IA se expresara como un ser consciente, aunque dijera tener emociones o pensamientos, no podríamos saber con certeza si realmente los experimenta o simplemente los simula. "Podemos creer que estamos hablando con un ser consciente, pero podríamos estar hablando con una máquina que se expresa como tal", advirtió Morgado.

La conversación giró en torno a la dificultad de definir qué es la conciencia y cómo se manifiesta. "Sabemos que es un estado de la mente que perdemos al dormir sin soñar o bajo anestesia", explicó Morgado, "pero su naturaleza íntima sigue siendo un misterio". Ni siquiera hay consenso sobre qué regiones del cerebro la generan: mientras algunas teorías apuntan a las áreas posteriores (parietal, occipital y temporal), otras defienden el papel de la corteza prefrontal. Lo que sí parece claro es que la conciencia no está en una parte concreta del cerebro, sino que es una función emergente, como el movimiento en una rueda.

En este contexto, imaginar una IA consciente plantea un dilema filosófico y científico. "Si un día una máquina fuera consciente, necesitaríamos una forma de que lo manifestara", dijo Morgado. "Pero incluso así, podríamos estar engañados". La IA podría comportarse como un ser consciente sin serlo, del mismo modo que un humano podría ser un autómata perfecto sin que lo supiéramos.

En un mundo donde las máquinas conversan, aprenden y simulan emociones, la pregunta sobre su posible conciencia ya no es ciencia ficción, sino un debate urgente. Y la respuesta, por ahora, sigue envuelta en incertidumbre. Como concluyó Morgado: "Podemos creer que estamos hablando con un ser consciente, pero nunca podremos estar completamente seguros".