Paul Scholes abandona su carrera como comentarista para cuidar de su hijo autista: "Todo lo que hago ahora gira en torno a él"

El testimonio de una leyenda del Manchester United como Paul Scholes después de apartarse de las mesas de comentaristas de las retransmisiones inglesas ha supuesto una sorpresa mayúscula en las islas británicas. El exfutbolista, que en los últimos tiempos venía siendo una de las caras más reconocidas en las cabinas de retransmisión, se ha sincerado admitiendo el motivo familiar que está detrás de su desaparición de las televisiones. El cuidado de su hijo con autismo, ha reconocido en una charla distendida con antiguos cracks del United, es su principal preocupación en estos momentos.

Scholes tiene un hijo de 20 años con una condición de trastorno del espectro autista. Esa cuestión de su vida privada estuvo en secreto durante varios de sus años como jugador y, en las últimas horas, ha sacado las dimensiones de su realidad para el gran público. "Todo lo que hago ahora gira en torno a él", comenzó en su explicación en el podcast Stick to Football junto a exjugadores de la talla de Roy Keane o Gary Neville.

"A veces trabajo en televisión, pero todo depende de él. La temporada pasada los jueves por la noche comentaba los partidos del Manchester United en la Europa League, pero esa noche me tocaba cuidar de él y se ponía muy nervioso", reconoció, dando respuesta a las dudas que habían surgido en torno a sus ausencias en esta temporada.

También en esta conversación contó Scholes que recibieron el diagnóstico de su hijo cuando tenía sólo dos años y medio. Nunca había escuchado sobre el trastorno del espectro autista hasta entonces y por este motivo su incidencia en los terrenos de juego se diluyó por momentos. Ni siquiera su técnico era consciente de la problemática que le había tocado de lleno.

"Me costó semanas contárselo a Ferguson"

"La primera vez que jugué después de saberlo, contra el Derby County fuera de casa, no quería estar allí. Alex Ferguson me quitó del once la jornada siguiente y no le dije nada a nadie. Me costó varias semanas contárselo y fue bastante duro. Ni entonces quería empatía ni ahora. Incluso ahora, creo que no va a ayudar a Aiden", citó, en referencia a su hijo.

A pesar de las décadas ya compartiendo esta gran parte de su vida con los condicionantes del autismo, los mayores temores de Scholes siguen presentes: "Mi gran preocupación ahora que me hago mayor es pensar en lo que va a pasar cuando ya no esté aquí. Lo pienso todo el rato", se sinceró.