"El amor es una condena, pero no amar es un infierno"
La frase es una reflexión de Luis Selva, coprotagonista de la novela 'Madre mujer muerta' de Adolfo García Ortega (Galaxia Gutenberg), libro de la semana en la Biblioteca Antonio Martínez Asensio de 'Hoy por Hoy'

Adolfo García Ortega vuelve a la Biblioteca de Hoy por Hoy con 'Madre mujer muerta'
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La nueva novela de Adolfo García Ortega nos lleva a la Castilla profunda de finales del siglo XIX, pero no es ni una novela castellana ni decimonónica. Es un escenario y un tiempo, pero la historia podría ser perfectamente de nuestros días. Es más, existe una conexión, el personaje femenino, Galia Cervino, que está inspirado en la bisabuela del autor vallisoletano. Cuenta que el embrión parte de "una joven que era soltera y muere en un parto en un pueblo que no era el suyo". Son las únicas tres coincidencias con su antepasada y que de las dos nadie sabe nada, no han trascendido. Lo demás es todo ficción y un homenaje a tanta gente corriente que pasa por la vida sin dejar huella por el olvido.
Los dos personajes protagonistas de 'Madre mujer muerta' solo se conocen en lo que dura un parto. La joven Galia Cervino llega en un avanzado estado de gestación al pueblo donde ejerce de médico Luis Selva. Ella se refugia en un convento y él la atiende en un parto complicado en el que se salva su hija (Gloria), pero muere la madre. El sentimiento de culpabilidad hace que Luis termine adoptando a la niña y decida investigar la vida de la fallecida de la que tiene poco más que su nombre, unas mínimas referencias que le da una monja del convento y unos recuerdos que la finada guardaba en una caja.
El doctor Selva decide dejarlo todo para dedicarse en cuerpo y alma a saber qué llevó a aquella joven a huir y parir en un convento de un pequeño pueblo en medio del páramo castellano. ¿Por qué llega sola? ¿Quién era el padre de la criatura? ¿Qué se sabe de su familia? Quiere conocer la historia de esta madre para poder contárselo algún día a su hija, para que la muerte de Galia no termine en el olvido. Pero a medida que va profundizando en su trayectoria vital se va identificando con ella. El viaje deja de ser una reparación para convertirse en una sanación de su propia vida.
Luis Selva es homosexual y ha vivido su particular infierno. Su historia de amor con un joven universitario madrileño le cuesta el exilio de la capital para terminar en un pequeño pueblo castellano. En la reconstrucción de la vida de Galia Cervino descubre que el padre de su hija Gloria es Sixto, un joven hijo de caciques que la ha abandonado por la presión familiar tras hacerse público el embarazo. Los dos son víctimas de un amor imposible, uno por su orientación sexual y otra por ser mujer y pobre. Los dos han amado y han sido amados, pero uno pierde a su pareja por miedo y la otra por la cobardía masculina de alguien que no quiere perder los privilegios de clase. Los dos han fracasado, pero se rebelan contra un destino que los condena al olvido.
La maestría literaria de Adolfo García Ortega lleva a que Luis Selva se pueda redimir a través de la vida de Galia Cervino, "él va descubriendo el universo femenino y acaba encontrando un sentido a la vida a medida que revitaliza a la joven". Pero las dos historias no solo convergen en el fracaso de dos historias de amor imposible, aunque se viviesen con intensidad, sino que terminan mostrando la trayectoria de un país que se ha ido polarizando desde aquellos años de finales del siglo XIX hasta nuestros días. 'Madre mujer muerta' es también el surgimiento de la lucha de clases al albur del desarrollo industrial y la expansión del ferrocarril y, como apunta García Ortega, "la novela muestra el surgimiento de lo que hoy llamamos las dos España con ricos en espacios muy poderosos y los pobres cada vez más alejados". La España ultraconservadora de Cánovas y la progresista de Sagasta son el origen de lo que somos, de nuestros fracasos y de nuestras conquistas pendientes.
El personaje de Luis Selva camino de su autodestrucción no ceja en su empeño de llegar hasta el final de la vida de Galia y a través de su investigación descubre "un mundo de mujeres valientes", cuenta Adolfo García Ortega, "de solterías o maternidades solitarias, de modernidad en unos casos o de luchas incluso contra su propia feminidad en otros". ¿Y consigue su objetivo el doctor Selva? Llega incluso a querer ser Galia porque en ella hay una vida que se truncó, pero antes hubo mucha felicidad. Y si lo que pretendía era que no quedara fuera de la memoria, lo logra. Es el triunfo del personaje y del autor que permite identificarnos a los lectores con una historia que al principio nos parece lejana, pero que hoy sigue vigente.
Además de 'Madre mujer muerta', Adolfo García Ortega nos donó para la Biblioteca de Hoy por Hoy 'Zorro' de Dubravka Ugresic (Impedimenta). Nuestro bibliotecario Antonio Martínez Asensio nos contó en tres minutos 'Las intermitencias de la muerte' de José Saramago (Alfaguara) y nos dejó el libro de su programa 'Un libro, una hora', 'Leyendas' de Gustavo Adolfo Bécquer (Anaya). También tuvimos novedades con Pepe Rubio, que trajo 'Petróleo' de Pier Paolo Pasolini (Nórdica Libros) y 'Laberintos' de Charles Burns (Reservoir Books). El libro perdido y recuperado por Pascual Donate fue muy erótico, pero del mundo animal 'Sexo Salvaje' de Ricardo Moure (Esfera de los libros). Y terminamos con tres donaciones de los oyentes para la Biblioteca de Hoy por Hoy: 'Postguerra' de Tony Judt (Taurus), 'Cuentos' de Edgar Allan Poe (Páginas de Espuma) y 'Han cantado bingo' de Lana Corujo (Reservoir Books).

Pepe Rubio
Redactor guionista de Hoy por Hoy. Llevo a antena las secciones "Desmontando mitos" , "Viaje de ida"...




