La fobia más rara de este mundo

Ignacio Peyró: "La fobia más rara de este mundo"
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Esto de detestar las circunscripciones provinciales debe de ser de los odios más extraños de este mundo, pero déjame explicarme. En Reino Unido, hoy, por ejemplo, o en España, en otros tiempos, cada diputado era diputado por un sitio más pequeño que la unidad provincial. Así, no eras diputado por Ávila, sino por el Valle del Tiétar. No eras diputado por Tarragona sino por -imagina la suerte- el Priorat. Y no eras diputado por León o Madrid, sino por, qué sé yo, Bierzo Sur o el Corredor del Henares.
Esto tenía una gran ventaja: todo el mundo sabía el nombre de su diputado, todo el mundo sabía a quién acudir, a quién pedir, a quién apretar. Y el diputado sabía exactamente a quién se debía. Como ahora, me dirán. Y yo les diré: ya. Y le preguntaré a un valenciano que me diga cómo se llama el diputado número 14 por Valencia.
Pero reconozco que lo que más me atrae es que, con unas circunscripciones más pequeñas, podríamos lograr que tuviese más presencia esa inmensa parte de España que no se llama Madrid ni Barcelona. Y por este mismo motivo estoy encantado de que ahora Extremadura esté abriendo periódicos porque va a detonar un nuevo ciclo electoral. Igual que estoy un poco harto de que algunos lugares solo sean noticia si se queman o se inundan.




