Varias comunidades trabajan en protocolos para facilitar el proceso de abusos sexuales es en menores: "El lugar más inseguro para un niño sigue siendo su hogar"

Madrid

Solo el año pasado, se registraron en España cerca de 6.000 denuncias por abusos sexuales a menores. De ellas, 1500 fueron por violaciones, según datos del Ministerio del Interior. Sucesos durísimos, que dejan heridas imborrables, y que, en la mayoría de ocasiones, el proceso de denuncia se convierte en otra experiencia traumática. En ocasiones, tras sufrir los abusos, estos niños y adolescentes se ven obligados a rememorar una y otra vez lo que les ha ocurrido. Se lo tienen que explicar a los padres, al médico, a la policía, al juez o tienen que someterse a exploraciones médicas.

En este contexto, Hora 25 ha profundizado en el llamado "modelo Canario", una serie de medidas y de protocolos que se han puesto en marcha para intentar, en la medida de lo posible, hacer más llevadera esta experiencia. Canarias ha patentado una máquina que el Consejo de Europa quiere exportar a otros países, y que sirve para evaluar físicamente a estos menores de una forma no invasiva. Con esta máquina, ya no hará falta que las víctimas se desnuden para que un médico evalúe las posibles heridas o marcas, sino que este examen se realiza a través de un escáner de alta precisión, como someterse a una radiografía.

Otra de las medidas es el modelo Barnahus, que incluye la creación de un tipo de centros pensados para que los menores denuncien. Son espacios mucho más amables que una comisaría, con zonas de juegos y luz natural, pero lo más relevante es que todos los profesionales se desplazan allí, y esto evita que las víctimas tengan que narrar su terrible experiencia una y otra vez. La comunidad que va más avanzada en la implantación de los conocidos como Barnahus es Cataluña, donde se han puesto en marcha ya 13 centros repartidos por toda la comunidad, el primero de ellos en 2020.

"El lugar más inseguro para un niño sigue siendo su hogar"

Tomás Martín, titular del primer Juzgado especializado en Violencia Infantil de España, ha asegurado que no ha "visto secuelas más graves que las del abuso sexual intrafamiliar". "Tantas décadas y seguimos afirmando que el lugar más inseguro para un niño es su propio hogar", ha añadido, en una entrevista en la SER.

Por otro lado, Arantxa Santamaría, psicóloga especializada en violencia sexual, ha señalado que las secuelas "dependen de la familia y el apoyo que se ejerce hacia el menor". "El sistema familiar se ve desestructurado y es importante por eso la respuesta de los adultos. Si los propios adultos que reaccionan con miedo y duda, se pueden dejar secuelas más crónicas", ha advertido.

Además, la psicóloga ha asegurado que "no hay una clave concreta para detectar estos casos", pero que "lo primordial es la observación". "Hay ciertos indicadores: los pequeños tienen pesadillas, dificultades del control de esfínteres... Y los adolescentes tienen conductas autolíticas o disminución y cambios en lo académico", ha afirmado.