Descansar en paz
Quienes no creemos en el Más Allá, en cambio, aspiramos solamente al descanso eterno y pacífico, sin despertares bruscos ni controles de inmigración a las puertas del Cielo. Aspiramos a un sueño dulce e ilimitado. Eso que deseamos a nuestros difuntos.

Barcelona
Este fin de semana habrá visitantes en los cementerios. Aunque a los muertos, cuando son queridos, se les recuerda todos los días, hay fechas oficiales para hacerlo. Igual que cuando nos despedimos de ellos, volveremos a formular un deseo fundamental: que descansen en paz.
Y en eso, me parece, tenemos alguna ventaja quienes no creemos en las cosas de ultratumba.
En la lápida están grabadas las siglas RIP, requiescat in pace, o DEP, descanse en paz. Pero si crees en una religión monoteísta sabes, de antemano, que el reposo será relativo. Cristianos, musulmanes y judíos emprenden un viaje agitado hacia la resurrección.
Dejando de lado todo el barullo del Apocalipsis, los cristianos se encontrarán un día resucitados con su antiguo cuerpo, sin que falte un michelín ni un forúnculo. Entonces les harán formar y, según el Evangelio de Mateo, el Hijo del Hombre separará las ovejas de los cabritos. Las ovejas saldrán con bien del apuro, pero a los cabritos les dirá: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado por el diablo”. Vaya descanso.
Con los musulmanes sucederá aproximadamente lo mismo, aunque, según parece, resucitarán todos con 33 años, los cual me parece ventajoso. Puede que no veas a las huríes, puede que te toque el infierno, pero al menos tendrás buen aspecto.
Como suele ocurrir, los judíos sufrirán una penalización adicional: los resucitados tendrán que ir andando por todo el planeta, desde donde estén sus tumbas, hasta Jerusalén, y una vez ahí ya se verá qué pasa con ellos.
Quienes no creemos en el Más Allá, en cambio, aspiramos solamente al descanso eterno y pacífico, sin despertares bruscos ni controles de inmigración a las puertas del Cielo. Aspiramos a un sueño dulce e ilimitado. Eso que deseamos a nuestros difuntos.
Me llamo Enric González. Descansen en paz, pero muy vivos, este fin de semana.




