La visita de Jordi Cuixart al club de polo de Marc Giró: encuentros educados, elitismo y alguna que otra bronca

Madrid

No hay mejor escenario para esta entrevista que un club de polo, ese aroma elitista y de cartera llena, ropa de marca, finas expresiones y caballos de alto coste. El protagonista de esta nueva charla es conocido como "el pijo de la izquierda", presentador de un late show en la cadena pública que no para de crecer y trata con grandes invitados como Amaia o Mario Casas, ese es Marc Giró.

El presentador le abre las puertas del Real Club de Polo de Barcelona a los micrófonos del A Vivir para contar su experiencia como pijo, su vínculo con el mundo del polo, la visita de Jordi Cuixart a su club y la gran acogida que tiene su programa entre la gente.

"De repente, tuve el convencimiento de que tenía que comprarme un caballo"

Marc Giró no había tenido relación alguna con el mundo del polo, pero cuando alcanzó los 35 años de edad tuvo "una aparición" que le convenció de que "tenía que comprarse un caballo", él no dudó y adquirió uno. El presentador apunta que la aparición del equino en su vida fue también el fruto de su motivación para obtener el carnet de conducir, ya que tenía que poder conducir para ir a ver a su caballo de vez en cuando a la cuadra.

La estrella televisiva del ente público tenía que buscar un sitio para guardar a su caballo, así que aprovechó el finiquito que obtuvo tras ser despedido de la revista de moda Marie Claire para convertirse en socio del Real Club de Polo de Barcelona, que más tarde sería el nuevo hogar de su corcel.

"Hablar rápido es de pobres"

Giró, en un proceso de atenta observación, se dio cuenta mientras conversaba con su padre, señor adinerado, de que el rico tiende a usar mucho tiempo para pronunciar una simple frase. Según el presentador, parecía que el caballero iba pensando en cada elemento del lenguaje que se introducía en su monólogo, su hijo se ríe mientras lo imita diciendo "y ahora va el verbo, y ahora va la preposición, etc.".

Además el presentador, que también ha colaborado en varias ocasiones en el mundo de la radio, siempre se ha visto obligado a decir muchas cosas en muy poco tiempo, aspecto muy cotidiano en un medio en el que cada segundo cuenta.

La bronca a Jordi Cuixart en el club de Polo

Un dato curioso de Marc Giró es que es amigo de uno de los famosos Jordis, concretamente de Jordi Cuixart, figura protagonista del movimiento independentista catalán. El presentador es muy cercano a su esposa, la periodista Txell Bonet.

El exmiembro de la Asamblea Nacional Catalana fue condenado a nueve años de prisión por un delito de sedición en 2017 y fue encarcelado en Soto del Real, centro penitenciario ubicado en la provincia de Madrid. Giró, que para ese entonces vivía en la capital española, se ofreció voluntario para acompañar a Bonet a visitar a su marido e hizo buenas migas con la familia.

Ya con Cuixart fuera de prisión, el presentador tuvo la "genial idea" de invitar al líder independentista y a su hijo mayor a ver a su caballo en el club de polo. Mientras visitaban las cuadras del recinto, un señor, bien uniformado, de punta en blanco y con actitud arisca, hizo pasar vergüenza a Giró.

Ese señor, al parecer bastante contrario a la causa catalana, comenzó a pegarle "una bronca" a Cuixart, dejando en vergüenza al presentador delante de sus invitados. Giró se disculpó rápidamente con su amigo, pero este le quitó importancia, ya que estaba acostumbrado a este tipo de situaciones. "He estado en Soto del Real y he tenido que explicarle esto a mucha gente" comentó entre risas el exmiembro de ANC.

No todo fue malo en la visita de Cuixart al Real Club de Polo de Barcelona. Momentos después se les acercó un joven que Giró define como "el prototipo de pijo perfecto", y cuando el presentador ya esperaba otra discusión más, el joven, de forma muy elegante, se dirigió a Cuixart y en catalán le dijo: "Jordi, encantado de conocerte, bienvenido".

Entrevistando a sus seguidores

El programa de Marc Giró en TVE, Late Xou, está ganando mucho éxito y así se lo hace saber la gente cuando se encuentra con el presentador en la calle. Pero lo curioso es que, lo que debería ser una simple interacción entre transeúntes, se acaba convirtiendo en una entrevista de Giró a sus espectadores.

"A mí se me acerca alguien por la calle y yo les pregunto y repregunto" explica Giró, que en ocasiones incluso se da cuenta de que estas personas terminan sintiéndose "un poco incómodos" durante esas entrevistas improvisadas.