Mapi Morón: "Tanto con el cáncer de mama como en el Reto Pelayo Vida hay que permitirse estar débil para sacar fuerzas de nuevo"

Río Pacuare (Costa Rica)

Después de más de una semana de aventura, el Reto Pelayo Vida está a punto de llegar a su fin. Atravesar Costa Rica está siendo igual de emocionante que laborioso para las integrantes de la expedición, y prueba de ello, la última etapa en la selva de esta edición. "Lluvia torrencial, barro por kilos y una ruta de casi 10 horas, pero hasta empapadas y cansadas lo disfrutamos igual", resumía Idoia tras la extenuante jornada. Un escenario inabarcable que bien conoce José, uno de los guías locales: "En 1965 un avión argentino desapareció en esta selva. He organizado ya 32 expediciones para encontrarlo pero todavía sin éxito. Esa es la magnitud del tamaño de este lugar". Pero las aventureras resisten ante las adversidades y también a los sustos, como la aparición de alguna serpiente de coral por el camino.

De regreso a la civilización, con el impacto en el cuerpo aún por la conviencia con los indígenas cabécares, el desafío se traslada al agua. El Río Pacuare es uno de los ríos más largos y caudalosos de Costa Rica, y sobre todo cuenta con muchos kilómetros navegables, lo que le convierte en uno de los santuarios mundiales del 'rafting'. "En esta prueba nos coordinamos muy bien, además de que nos lo pasamos como niñas", relata Toñi después de que las cuatro compañeras, que comparten embarcación, lleguen al cámping donde la expedición hace noche.

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La que más ha disfrutado de la jornada es Mapi, que encuentra en el 'rafting' una manera de quitarse el mono: "Es el deporte que me saca a flote. Coger un remo me da la vida". La participante alicantina, practica habitualmente el remo en banco fijo en la modalidad de SCM (Supervivientes de Cáncer de Mama) en el Club de Regatas de Alicante. Apasionada del deporte en general, llevaba años insistiendo para formar parte del Reto Pelayo Vida. Este año, el de su cuarto intento consecutivo, entregó la candidatura a seis minutos del cierre del plazo: "Eran las 23:54 del último día para mandar la candidatura, no había encontrado la misma motivación de otras veces. Cuando me seleccionaron me di cuenta de que la ilusión, que estaba de capa caída en mi vida, volvió".

Una ilusión, y también una dedicación, que Mapi ha mostrado durante el largo viaje tanto con sus compañeras como consigo misma, pese a que de primeras la bicicleta le dio dolor de cabeza: "Las bajadas se me complicaban y sufrí alguna caída, además me bloqueaba porque veía que mis compañeras me tenían que esperar. No tiré la toalla pero la bicicleta de montaña se me atragantó".

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Y es que en este Reto, Mapi se ha encontrado con momentos complicados y de dudas, una situación que le ha recordado a los instantes más duros de su cáncer de mama, donde para más inri, tuvo que lidiar con lo más duro de la pandemia: "Aquí, de la etapa del tratamiento contra la enfermedad he sacado lo menos bueno. Con el cáncer me enfadaba por enfadarme. Quería hacer muchas cosas y cuando no podía me venía abajo. Era muy duro despertarme con energía y después de desayunar tener que acostarme otra vez porque no podía más. Pero al igual que entonces, me permití estar débil para coger fuerzas de nuevo".

A pocas horas de divisar el Caribe y la playa, Mapi repasa en su mente todos los momentos vividos en estas semanas intensas. En unos días volverá a su puesto como médico y a competir en su modalidad de remo, pero también, y como prueba de su resiliencia, se ha buscado una nueva compañera de aventuras: "La bicicleta ya la tengo ahí, se va a volver mi nueva mejor amiga. Este Reto se ha convertido en un punto de inflexión, y dar pedaladas siempre me transportará a estos días de aventura en Costa Rica".