Se va, se va, se va, pero se queda
Carlos Mazón abandona la presidencia autonómica, pero mantiene el escaño, y conserva sus cargos en el Partido Popular

Se va, se va, se va, pero se queda
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Madrid
Carlos Mazón, el presidente de la Generalitat valenciana, lo deja, dice, por sus errores desde la dana. Parecería algo estupendo. Pero lo es mucho menos.
Lo deja, pero a trocitos. Se va, se va, pero se queda. En realidad es una dimisión parcial: abandona la presidencia autonómica, pero mantiene el escaño, y conserva sus cargos en el Partido Popular. Lo hace todo por mantener el sueldo público; la jubilación de oro para el futuro; y el trato de favor ante la Justicia como todavía aforado, huyendo de la investigación que encabeza la insobornable jueza de Catarroja. Y además pide una baja médica como si los damnificados no fuesen las familias de los fallecidos por su dejación de responsabilidad, sino él, con su depresión de quita y pon. Solo le falta pedir un homenaje de Estado por su cuajo.
Y es una dimisión trampeante, acusatoria, victimista: dice reconocer errores sin concretar cuáles; en realidad, los atribuye a los demás.
Y va Feijóo y le pone otra vez como ejemplo, como le ha felicitado tantas veces. Es de alucinar. Se unge al yugo del gran culpable político (veremos si penal) con tal de evitar elecciones anticipadas que le hagan perder uno de sus dominios, el valenciano.
Esta gente no ha mirado a los ojos de los familiares de las víctimas.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




