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Tatiana Țîbuleac, escritora: "Los europeos piensan que la guerra de Ucrania no les va a tocar, pero ya están en guerra aunque no sea de manera oficial"

La periodista moldava es autora del fenómeno 'El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes', que ya va por la quinta edición

La escritora y periodista moldava Tatiana Țîbuleac

La escritora y periodista moldava Tatiana Țîbuleac

"Cuando vengo a España, me siento extraordinariamente bien, realmente aquí encuentro lo que todo escritor está esperando, que es ser entendido, ser comprendido", asegura la escritora y periodista moldava Tatiana Țîbuleac (Chisináu, Moldavia, 1948), autora del fenómeno 'El verano que mi madre tuvo los ojos verdes', publicada por la editorial Impedimenta, y que ha tenido un enorme éxito tanto en España como en Latinoamérica. "Lo que está ocurriendo es algo extraordinario, porque este libro ha entrado en el corazón de los lectores. Más que una autora me siento una seguidora de este libro, porque realmente va solo".

Una conexión con el publico español y latino que entiende porque cree que compartimos mundos muy parecidos, "la manera en la que yo veo el mundo y la manera en la que se vive aquí es muy similar. En mi escritura me interesa mucho más la emoción que la escritura. Y los españoles son personas que viven muy intensamente, que viven con emoción. Creo que también la sociedad de la que yo provengo, es muy parecida a la sociedad española, bastante patriarcal, en la que las mujeres son muy fuertes y conducen desde las sombras casi todo, y donde el culto a la maternidad es muy fuerte, que se entiende casi como una institución sagrada".

La maternidad, las distintas maneras que tenemos de vivirla y de enfrentarnos a ella, son temas que atraviesan 'El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes', la primera novela que escribió en 2016, y que causó un gran impacto por la dureza de la historia. Narra el último verano que un hijo pasa con su madre antes de que ella muera. El hijo la odia, y esa crudeza en su mirada hace que no sea fácil pasar de las primeras páginas. Aún así es una lectura liberadora que está permitiendo que muchas madres puedan hacer las paces con sus hijos, nos cuenta la autora, "la novela les permite entender que no son culpables de los errores de los que se les ha acusado durante toda la vida. También hombres lectores me han contado que han conseguido a través de este libro reconciliarse con sus madres o con sus abuelas, o con situaciones que no habían sabido gestionar en su momento".

Portada de 'El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes'

Portada de 'El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes'

Portada de 'El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes'

Portada de 'El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes'

La novela, reconocida con varios premios, surge de sus propias dudas cuando es madre, y de un verano que pasa con su padre, con el que no tuvo una buena relación. "En mi caso la maternidad fue algo bastante tardío y creo que no la supe gestionar en su momento. Todos esos miedos, esos temores han revertido en este libro". Y añade, "nunca vas a saber qué tipo de madre vas a ser, no existe una escuela de la maternidad, por eso creo que tampoco hay maneras equivocadas de ser madre. Creo que uno de los mensajes de este libro es que podemos ser buenas madres sin superar nuestros propios límites".

Y es que la novela rompe con la idea de madre abnegada, y con los modelos de maternidad que nos han sido impuestos por la sociedad patriarcal, "es importante que las mujeres hablen. Y es importante que la sociedad entienda que la maternidad no tiene que ser una cosa que recaiga solo sobre los hombros de la mujer. De donde yo vengo se ha empezado a hablar en los últimos años de la depresión postparto, de la salud mental, de lo difícil que es criar a un hijo sola. Puede que resulte primitivo, pero hay que pensar en las generaciones de mujeres que una vez que se convirtieron en madres, dejaron de ser otras cosas, de los prejuicios de la sociedad y de todas esas vidas que han sido juzgadas por los éxitos o por los errores de sus hijos".

Rusia, la guerra y la memoria colectiva

La memoria individual y la colectiva atraviesan la obra de Țîbuleac, como pudimos comprobar en 'El jardín de vidrio', igual que en su última novela, que acaba de presentar, y que está previsto pueda estar traducida al español el año que viene, una historia sobre los años más duros que vivió su país bajo el yugo soviético. "En la juventud me interesaba menos, pero cumpliendo años, la memoria se ha convertido en un elemento muy importante en mi literatura, tanto la memoria personal, que yo utilizo para hacer las paces con muchas de mis quimeras, como la memoria colectiva de mi país. Hablo de mi familia y de las miles de personas que han sido víctimas del régimen comunista. Se ha hablado muy poco de lo que ocurrió y por eso creo que como sociedad continuamos cometiendo los mismos errores. La falta de memoria crea un vacío que nos hace incapaces de ser compasivos".

Portada de 'El jardín de vidrio'

Portada de 'El jardín de vidrio' / Tatiana Tibuleac

Portada de 'El jardín de vidrio'

Portada de 'El jardín de vidrio' / Tatiana Tibuleac

'El jardín de vidrio' inició ese camino de recuperación de la memoria, que continúa en esta nueva novela, en la que el narrador es un inmigrante, la voz con la que la autora sentía que podía reconectar con el pasado. Una novela que escribió antes de la guerra de Ucrania, que para Țîbuleac lo ha cambiado todo. "La historia contada en 'El Jardín de vidrio' es una señal de alarma para los que leen la novela ahora, porque esta guerra tiene como objetivo volver a ese relato, a la reconstrucción de la Unión Soviética y restituir aquellos países que la integraron. Pienso que quizá es mejor que haya sido escrita antes de la guerra, porque ahora mi voz habría sido mas violenta".

A pesar de su fuerte compromiso, la autora no cree que la escritura tenga que ser entendida como un acto político. "No creo en la política a través del prisma del arte. La parte buena y la mala se llaman propaganda por igual. Me he criado en una sociedad en la que el arte ha sido controlado por la política, la historia que yo he aprendido en el colegio ha sido falsificada, la literatura se escribía por encargo, y ha costado mucho tiempo volver y revisar todo lo que nos habían enseñado. Por eso, no creo que un escritor tenga que necesariamente introducir mensajes políticos en sus obras. En los regímenes totalitarios siempre habrá gente que considere que pueden utilizar su talento para manipular".

Țîbuleac ya está trabajando en una nueva historia, sobre la que lleva años dando vueltas, la historia de sus abuelos, que fueron deportados a un gulag de Siberia. "La perspectiva ha cambiado. Mi deseo era ir a Siberia para ver los lugares donde habían sido deportados. Pero ahora con la guerra no creo que quiera. Lo que me interesa más es hablar de ese trauma de los deportados en nombre de mi generación. Una generación que, en cierto modo, ha sido perdonada de conocer, porque nuestros abuelos no han querido contárnoslo. Nuestros padres no han tenido el derecho a hacerlo. Y cuando nos hemos convertido en adultos, muchos no nos hemos interesado". Por eso ahora me interesa mucho ver cómo viven los descendientes de estos deportados". Rusia es una amenaza directa continúa Țîbuleac. "Hay una guerra en Ucrania, mueren personas todos los días. Y lo que pasa es que los europeos piensan que esa guerra no les va a tocar pero una vez cambie la configuración en esa zona, Europa no puede ser la misma. Por eso, Europa está en guerra sin estarlo de forma oficial".

 

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