Álex Mumbrú, de ganar el Eurobasket a pasar 40 días ingresado: "Estaba al límite. Si hubiera durado cuatro días más me habría ido"
El seleccionador alemán sufrió una pancreatitis durante el Eurobasket que le dejó ingresado hasta hace dos semanas; ahora, con 18 kilos menos, cuenta toda la verdad en 'Play Basket'

Álex Mumbrú, tras sufrir una pancreatitis durante el Eurobasket: "Estaba al límite. Si hubiera durado cuatro días más me habría ido"
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Álex Mumbrú no olvidará el Eurobasket de 2025 nunca. Se proclamó campeón con la selección de Alemania, pero también, por muy fuerte que suene la frase, arriesgó su vida por estar junto a sus jugadores. Más de dos meses después, el técnico español relata en Play Basket cómo vivió un campeonato donde llevó al límite su salud. "Aterrizamos en Tampere (Finlandia) y nada más llegar me empiezo a encontrar un poco mal", recuerda en la Cadena SER. Ese fue el primer síntoma de una pancreatitis que le dejó KO y que le obligó a pasar 40 días ingresado (en dos etapas) en el hospital.
Nada más pisar suelo finlandés, Mumbrú notó que algo no iba bien. Dolor de estómago, escalofríos y vómitos fue la antesala de uno de los momentos más complicados de su carrera en el baloncesto. Cuando la delegación alemana llegó al hotel de concentración el día 1 del Eurobasket, el técnico español se fue directo a su habitación... y de ahí al hospital. Fueron los primeros 10 días que pasó ingresado. "Tenía un dolor tan grande, y estaba medio zombie con todo lo que me habían dado por la epidural, que no me enteraba de nada. Sabía dónde estaba y poco más", confiesa.
Con cierto desconocimiento de lo que le estaba pasando, Mumbrú intentó ayudar desde la cama del hospital. Como si fuese "teletrabajo", bromea. Su equipo fue ganando sus partidos y, aunque su entorno y el doctor le pedía frenar ante el riesgo para su salud, el seleccionador alemán quiso estar junto a ellos. "Lo decido yo. El doctor sabe que no hay opción a irme, y entonces lo que hace es preparar todo por si empeora la situación. Prepararnos para aguantar el viaje de Tampere a Riga, que había que ir en avión. Así lo hicimos. No hubo mucho más. Pedí el alta voluntaria y nos fuimos a Riga", reconoce. A partir de ahí, Álex cada vez fue un poco a peor: "Perdía peso, llevaba 15 días sin comer nada y me quedaba un tiempo largo".
Un día a día que fue un verdadero calvario para Mumbrú: no comía, bebía algo de agua "con dolor" y durante los días que no había competición estaba tumbado en la cama, con suero intravenoso, para no deshidratarse. Cuando sí que había partido, la rutina cambiaba. "Me levantaba por la mañana, hablaba en la reunión, preparábamos el partido, estaba medio sentado en entreno mientras hacían tiro y preparábamos las cosas tácticas del partido. De ahí me volvía al hotel, me tumbaba... y luego nos íbamos todos juntos al partido. Yo acababa el partido y enseguida me volvía al hotel porque el desgaste era importante", desvela en Play Basket.
Dennis Schröder y Franz Wagner fueron sus grandes valedores sobre la cancha, pero toda la plantilla al completo le arropó en los momentos más duros de su pancreatitis. "Tengo dos momentos muy emotivos del Eurobasket. Uno es cuando les comunico que no tengo energía para estar presente en el banquillo y ellos me dicen que no, que soy su entrenador y que van a estar conmigo hasta el final", recuerda. Y el otro cuando "Dennis levanta la copa y lo segundo que hace es dármela a mí".
Mumbrú lo tenía claro: "Sabía que tenía opciones reales de poder ganar y no era momento de irse".
Alemania fue pasando rondas. Eliminó a la Eslovenia de Doncic en cuartos, a Finlandia en semifinales y terminó venciendo a Turquía 83-88 en el partido que les dio el campeonato. Una final a la que el técnico español llegó muy desgastado. "Reconozco que estaba al límite. Si hubiera durado cuatro días más me tendría que haber ido", explica. "La última fuerza o aliento la di cuando levante la copa. Ahí la levanté, tenía a mi familia, me junté con ellos y me fui al vestuario. Dejé que ellos lo celebraran porque yo no tenía fuerzas. Estaba esperando a que viniera un taxi para llevarme al hotel", añade en los micrófonos de la SER. Tras ello, otra vez al hospital, donde pasó 30 días más ingresado.
Todo este camino lo hizo junto a su mujer, que no le quedó otra cosa que aceptar su decisión porque "soy bastante cabezón", y "mintiendo un poco" en los cientos de mensajes donde le preguntaban por su estado de salud. "Con mis padres, que estaban en España, les decía mentirijillas... A los que me preguntaban, les decía 'me encuentro mucho mejor, he perdido peso, pero lo demás todo bien'. Aguantaba los días hasta que acabara", admite.
El entrenador y exjugador español, que lo ganó todo con La Familia, volvió a saborear el oro con el baloncesto, aunque, esta vez, arriesgando su vida. "No era tan consciente de lo que era una pancreatitis. Sabes que mucha gente fallece por un cáncer de páncreas, pero no eres consciente de lo grave que es. Ahora ya lo sé. Hubiera tomado la misma decisión, porque me conozco, pero a lo mejor lo hubiese pensado más fríamente". El 14 de septiembre levantaron la copa, pero no es hasta hace dos semanas cuando Mumbrú salió del hospital. Allí perdió 18 kilos... de los cuales todavía solo ha recuperado tres. Ahora está bien, comiendo y en fase de recuperación, pero con una lección que no olvidará nunca. "Hay que vigilar mucho la salud. Hay que estar muy pendientes".

El oro que nunca olvidará Alex Mumbrú
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Íñigo Renedo
Redactor de deportes en la Cadena SER que también forma parte del programa de música indie 'Fuego y...




