David Trueba: "Soy luminoso y estoy más cerca de la vida pausada que de aquellos que necesitan una marcada por la urgencia"

Madrid

Si David Trueba (Madrid, 1969) fuera un paisaje, y de la creación de ellos sabe mucho el escritor, guionista, director y articulista, quizás recordaría al Santiago Bernabéu, o más exactamente a la interpretación que del estadio hizo una de las estrellas del Real Madrid de los ochenta, Juanito, cuando inyectado en fuego convocó a los jugadores del Inter al partido de vuelta en Madrid, después de haber perdido la ida en Milán por cinco goles a uno, al grito de un italiano imposible: "Noventa minuti en el Bernabéu son molto longos".

La sensación de que hay escenarios y personas, capaces de albergar los mejores sucesos y conversaciones; reflexiones admirables, felizmente inacabables, está siempre presente cuando se escucha detenidamente, al borde del hechizo o ya hechizados del todo, al director de "Soldados de Salamina" o al autor de novelas como "Saber ganar", porque veintipico minutos de radio con David Trueba son definitivamente "molto lungos", aunque se hagan paradójicamente muy cortos.

La escenificación tiene que ver con la adaptación que David Trueba ha hecho de su propia novela Blitz al cine con el título de Siempre es invierno. Una decisión que el realizador y novelista justifica, no sin dejar de reconocer un cierto trauma en el proceso: "Bueno, lo de traumático -apostilla con una sonrisa Trueba- es un poco exagerado, no sé si es tan así, porque creo que al final de esta película hay un reconocimiento entre el David que era entonces, cuando escribí la novela y quien soy ahora, el que ha filmado la película".

Y cuenta que esta película, la historia vital de un hombre corriente (que en realidad bien podríamos ser cada uno de nosotros o nosotras), un arquitecto en plena búsqueda de sí mismo, que viaja a Bruselas (a Múnich en la novela) para defender un proyecto profesional, mientras el otro proyecto, el personal, se empieza a descomponer, tras ser abandonado por su pareja, "a mí me la pide nada más publicar la novela una lectora. Desde entonces la idea siempre estuvo allí, pero por distintas circunstancias se ha demorado. Ahora se daba esa posibilidad y darle el personaje protagonista a David Verdaguer, con quien venía de hacer Eugenio en "Saben aquell", me dio alas para hacerla".

También se reconoce como un tipo "luminoso y hoy -advierte- estoy más cerca de una vida pausada que de quienes necesitan urgencia en la vida. Cuando escribí la novela hace más de diez años yo era el joven protagonista, pero hoy estoy más cerca de la protagonista, una mujer mayor o de edad madura, que no ve las cosas son esas prisas ni teniendo el amor en el centro de sus necesidades"

Para Trueba toda historia puede tener distintas vidas, en distintos soportes, "El cine es muy plástico, tiene una fuerza que en la literatura es más difícil crear. Quizás por eso el lector se suele frustrar en el cine, al llegar a la butaca con la historia ya hecha en su cabeza", confirma el realizador y novelista.

Invierno es una palabra familiarizada con el ciclo final de las cosas y vidas, pero también con la maduración de las mismas, además de con la hostilidad del clima poco propicio, cuando la vida se cubre de desencanto, falta de amor o este ha dejado de ser prioritario. Y aquí la película habla desde el prisma de la mujer madura, la que ya ha pasado por urgencias y algunas tonterías, con la que se identifica el director. "Siempre me recuerdo como alguien interesado en mujeres que no estaban abonadas a algunas boberías"

Y la cinta se ocupa de ese prisma, cuando casi ninguna lo hace: la idea del amor de la mujer cuando sobrepasa la frontera de los sesenta. "Es verdad que en los medios, el cine y la publicidad hay una tiranía con el cuerpo femenino, como si llegados a una determinada frontera, el cuerpo y los sentimientos de la mujer hubiera que cancelarlos. Esta muy bien romper la frontera de la belleza, porque todos reconocemos fácilmente el atractivo de un señor de sesenta años, pero casi nunca el de una mujer de esa edad".

Trueba ha sacado de las páginas de Blitz al cine su repertorio de obsesiones creativas, que quizás sean constantes y poco volubles y tengan la necesidad de entender el alma del ser humano por encima de todo. "Bueno esa idea puede ser un poco pretenciosa, pero en lo que a mí se refiere, se acerca mucho a mis intereses. Sí, lo que más me interesa es el ser humano: sus defectos, sus contradicciones, porque el ente más poderoso del planeta no es un misil estadounidense, sino un ser humano".